28. Mundial de Quidditch

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All my friends tell me I should move on
I'm lying in the ocean, singing your song
Ah, that's how you sing it
Loving you forever, can't be wrong
Even though you're not here, won't move on
Ah, that's how we play it.

Dark Paradise - Lana del Rey

La aguja del reloj parecía no pasar lo suficientemente despacio. Terminó de leer Edipo Rey y se levantó de la cama.

-Al fin alguien sale de su habitación –bromeó Alec al verla bajar para cenar.

Sonrió débilmente.

Todo julio había estado encerrada en su casa bajo el pretexto de una extraña enfermedad que se había contagiado, sus padres confiaban tanto en ella que no habían dudado de su palabra un segundo. Varias veces tuvo que tomar algunas píldoras hasta para que le subiese la temperatura y todo.

Se sentó en su lugar habitual de la mesa bajo la inspeccionadora mirada de Aquiles, que no sabía con exactitud que es lo que sucedía, pero era el único que imaginaba por donde iba realmente la cosa.

Comió su pasta charlando de banalidades con sus padres, intentando mantener la fachada. Anastasia Lowe nunca se había mostrado vulnerable y no comenzaría a hacerlo ahora. Planeaban el viaje hacia el mundial de Quidditch, su mamá había comprado una tienda nueva de cuatro habitaciones ya que habían arreglado para acampar con Hestia y sus hijos, Alan y Florence. Su padre estaba completamente abocado a su trabajo, aquel evento requería una rigurosa organización y  control, y si algo era Alistair Lowe era excelente como auror.

Luego de la cena subió a su habitación y le respondió a Alan y a Oliver que se verían allí, el último estaba tan emocionado con su nueva beca deportiva que no podía dejar de escribir sobre ello en sus cartas. A Annie hablar con ellos era lo único que la reconfortaba, lo único que no le recordaba a él. Le había pedido a Alan que le contase la situación de manera general a Wood, ya que no deseaba oír mencionar su nombre nunca más, ni aún en las quejas de la renuncia de su profesor preferido.

Pero su familia, era otra historia. Habían quedado maravillados con el tan educado y amable Remus Lupin. Había oído que su padre se carteaba con él, ya que como amigos seguían en contacto. Y por mas que le ardiese de curiosidad preguntar, no lo había hecho. No estaba preparada para oír ningún tipo de respuesta.

La puerta se cerró detrás de ella mientras terminaba de enviar por Ajax, la lechuza de los Lowe, su última carta. 

-No puedes seguir así –oyó la voz de su hermano y rodó los ojos sin voltear.

-No necesito consejos, Aqui –intentó sonar dulce pero toda la situación la irritaba bastante.

-Annie, sé por lo que estás pasando –una punzada de dolor atravesó su pecho –ya has olvidado que yo estuve igual...

Ella suspiró y se sentó en su cama, su hermano la imitó y la tomó dulcemente de la mano.

Era hora de compartir su pena con alguien.

-Esto... esto es diferente Aquiles –dijo mirando un punto fijo a la pared –yo lo amaba. En realidad, todavía lo hago, y él jugó con mis sentimientos. Se aprovechó de mi.

Él asintió en silencio observando como las lágrimas comenzaban a brotar de los verdes ojos de su hermana.

-No puedo ni quiero decírselo a nadie Aqui, pero no está en mis planes rehacer mi vida ni olvidarlo. No me interesa, y espero que lo entiendas y lo respetes. No quiero volver a buscarlo porque no soportaría otro rechazo de su parte y yo no soy una muñeca de trapo. Pero eso no significa que tenga ganas de volver a intentarlo otra vez, con otra persona...

Out Of The Woods - Remus LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora