54. Parto

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And I wish you all the love in the world,
But most of all, I wish it from myself.
And the songbirds keep singing,
Like they know the score,
And I love you, I love you, I love you,
Like never before, like never before

Songbird - Glee

-No puedo creerlo –comentó angustiada Annie al leer el titular del profeta de aquella mañana –¡Los niños se han colado en el ministerio!

Remus se colocó junto a su esposa, leyendo atentamente lo que la noticia relataba.

Suspiró, si bien ellos eran de sangre pura, y a su padre y hermanos no los habían despedido del ministerio aún, no tardarían demasiado en hacerlo. Aquellos momentos Annie si agradecía la fortuna que sus padres guardaban en Gringotts.

-Nadie menciona porque entraron, hay algo que están ocultando... Papá seguro sabrá...

La residencia Lowe y Lupin, estaban a salvo gracias al encantamiento fidelio, pero en el Ministerio era otra cosa. Rosalie se negaba que Alistair fuese a trabajar, pero este se había opuesto rotundamente.

Alec y Aquiles en cambio, trabajaban con aún mas ahínco para la Orden, sabían que algunos mortifagos los vigilaban, por ende los despistaban creyendo que le estaban siguiendo el rastro a Potter, cuando en realidad lo único que hacían era desorientarlos.

Lyall y Rosie, ambos con dos años recién cumplidos, complicaban mucho a sus padres con la tarea de mantenerlos a salvo. Tenían las fervientes ganas de salir a corretear por el bosque, como tanto amaban sus padres. Remus debía pasar sus transformaciones en su habitación, aunque junto a su esposa, no significaba ningún problema.

Annie había abandonado los estudios, temporalmente, no era seguro pasearse en el ministerio a punto de parir.

-Annie –comenzó a decirle su marido, acariciando sus hombros –lo mejor sería que realmente tomásemos el consejo de tus padres y llevásemos lejos a los niños... podemos ir a visitar a Apolo...

-No me iré de mi casa, no por culpa de estos Mortifagos. No cederé, es lo que quieren.

-No decía de manera definitiva... solo temporalmente... Todos necesitamos unas vacaciones Ann –mintió, sabía que lo que menos necesitaban eran unas vacaciones, pero tentarla con la idea de viajar con su familia –Todavía no has conocido a Allegra la hija de Apolo...

Ella lo miró, sopesando sus palabras.

-Unos meses en Sudáfrica no le harían mal a nadie, pero, no puedo viajar hasta que Alastor nazca..

Pero contra todo pronostico, el pequeño Alastor nació un 21 de septiembre. Habían decidido que por seguridad el parto fuese en casa de los Lupin, lo cual no hacía otra cosa que alarmar al futuro padre.

Aquiles, que era medimago, se encargó de todo, mientras el resto de la familia esperaba en la sala de estar impaciente al oír los gritos de Annie. A diferencia del parto de Lyall y Rose, que había sido mas complicado pero estaba junto a su madre, ahora la acompañaba su marido, la abuela Rosalie intentaba mantener a raya la expectación de los pequeños Lupin que no sabían si estaban emocionados por la llegada del nuevo integrante o aterrorizados por los aullidos de dolor de su madre.

También en una esquina se encontraba Lyall Lupin, el padre de Remus, intentando mantener el nerviosismo a raya hablando con Alistair de temas triviales.

-Te lo juro, que luego de esto –bramó entre dientes furiosa hacia su marido –no dejaré que me pongas una mano mas encima –dio un respingo del dolor.

-Tranquilo, es el dolor mezclado con la anestesia –le dijo su cuñado Aquiles.

-Amor, tranquila, ya llega –le dijo tomando la mano de su mujer, nervioso.

-¡Vamos Alastor! –chilló ella retorciéndose en la provisoria camilla que habían colocado en su habitación.

Tras tres intentos mas de pujar, se oyó un pequeño llanto.

Sintió como todo su mundo se paralizaba, alguien había frenado el dolor por unos instantes. Observó a Remus que la miró con ternura y comprendió.

Su hijo había nacido.

Aquiles lo tomó en sus brazos y tras limpiarlo un poco y cortar su cordón umbilical, le entregó al recién nacido a los embelesados padres.

-Miralo Remus –Annie dijo con un hilo de voz.

El pequeño lloraba con todas sus fuerzas, buscando el pecho de su madre.

-Tranquilo, estamos aquí –susurró su padre mientras ella lo acomodaba para alimentarlo por primera vez.

Lo contemplaron en silencio maravillados, no podían despegar la mirada de su pequeño hijo.

-Iré a avisar abajo que todo está bien –anunció Aquiles intentando darles privacidad.

Observó de reojo la cara de su marido. Resplandecía de manera especial, parecía diez años menor. No había estado presente en el parto de los gemelos, por lo que esta era su primera experiencia. No podía creer que aquella maravillosa criatura hubiese salido de las entrañas de su mujer. Que fuese suyo.

Que fuese real.

-Es precioso –Annie le dijo –otro Lupin igual a su padre...

Se acostó suavemente junto a ella sin dejar de contemplar a su hijo.

-Pero mira, es rubio como todo Lowe –al oír la voz de su padre cerca el pequeño Alastor se removió y abrió los ojos.

Ambos soltaron un suspiro de asombro, aquel bebé no podía ser mas hermoso.

-Tiene tus ojos, Remus, me has ganado esta vez –apoyó su cabeza en el hombro del hombre que amaba –Juro que el próximo si no sale a mi... iré a hacer el reclamo correspondiente...

Echaron a reír. El pequeño Ally gruñó, sobresaltado por la risa de su madre.

-¡Que carácter, niño! –su madre acarició su nariz –digno del nombre que llevas...

Fueron interrumpidos una hora después por el resto de su familia, ansiosos de conocer al pequeño Alastor Lupin. Annie observó como su suegro lloraba de emoción y se enterneció. No pasaría un segundo más lejos de su hijo, estaba segura de aquello.

Los brazos de la pequeña Rosie buscaron recelosos los de su madre, no le gustaba la idea de tener que compartirla. Remus tomó a Lyall y mientras Alec sostenía al nuevo bebé en brazos, les explicaron de la manera mas sutilmente posible que esa pequeña cosa era su hermanito.

-Tu sigues siendo la princesa de la casa –le dijo al oído su madre al ver como miraba con inseguridad al pequeño Ally –debes ayudarme a cuidarlo, sabes, creo que me dijo que tu eras su preferida...

Sonrió al ver como su hija aplaudía con renovada alegría y estiraba sus manitos hacia el bebé.

Todo estaba bien, aunque fuese temporalmente.

Out Of The Woods - Remus LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora