41. Reproches

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Bad at love, no, I'm not good at this
But I can't say I'm innocent
Not hardly, but I'm sorry
And all my friends, they know and it's true
I don't know who I am without you
I got it bad, baby. Got it bad

Tell me you love me - Demi Lovato

-¿En serio Annie? ¿Crees que dejaré que mis sobrinos sean del Puddlemere United? –Alec le dijo mientras ella y Remus bajaban a los bebés vestidos con los conjuntos que su amigo Oliver Wood les había regalado –¿Qué hay de malo con los Chudley Cannons?

Remus guardó la risa, sabiendo que con lo suceptible que era aquel hermano de Annie, reírse sería retroceder veinte pasos en su intentos por establecer al menos una relación cordial.

Sus hijos ya llevaban dos meses de vida y estaba completamente seguro, serían los niños mas queridos del planeta. Todo Grimmauld Place y la Residencia Lowe se babeaba por ellos, vivían de brazos en brazos, siendo el centro de atención a donde quiera que fuesen.

Annie era otra historia.

No había intentado charlar con ella, porque cada vez que sus ojos se cruzaban él no podía evitar sentirse culpable. Su hermano tenía razón, la había abandonado cuando ella más lo necesitaba. Con tenerla cerca y saber que era feliz y estaba sana y salva, le alcanzaba para ser feliz él también, no como antes, pero...

Pero ella estaba demasiado extasiada y ocupada de sus nuevos hijos, y llevando ciertos asuntos de la Orden muy en serio. Cosa que a él no le gustaba nada, pero no podía oponerse conociendo el carácter de la madre de sus hijos.

Como de costumbre, durante el desayuno Alec sostuvo en brazos a la pequeña Rosie, su preferida y Aquiles hizo dormir a Lyall que estaba un poco fastidioso.

Sus padres se habían marchado por una misión secreta que Dumbledore les había encomendado, no sin antes hechizar la casa de todas las maneras posibles para quedarse seguros que sus hijos y nietos estarían a salvo.

Alec se llevó a la bebé al jardín a mostrarle como pasaban los pajaritos y Aquiles subió con Lyall para acostarlo.

Annie sonrió, muy a pesar de su hermano y probablemente sin querer, los había dejado solos.

Aquel era su momento.

-Remus –llamó ella terminando su té y apoyando la taza.

Él se volteó encantado, amaba cuando le hablaba, cuando le dirigía la palabra.

-Annie –sonrió él y se sentó frente a ella.

Contuvo un escalofrío, las sonrisas de aquel hombre le generaban una sensación extraña en el cuerpo.

-No me gusta meterme en temas personales –mintió en parte, lo que hacía, lo hacia por el bien de él también –pero creo que los niños merecen conocer a su abuelo...

Su gesto cambió completamente.

-No.

-¿Por qué no?

-No visito a mi padre hace catorce años, Annie. Cada tanto le escribo y cuando puedo le envío algo de dinero pero ¿Cómo crees que reaccionaría?

-No lo sé, y tu tampoco puedes hacerlo. Mira, realmente es por los niños... tu te enojaste porque te mantuve al margen un tiempo, tu padre también tiene el mismo derecho. Al fin y al cabo, es su abuelo.

Yo me enojé porque ya no me amas, la corrigió en su cabeza.

Evaluó la circunstancia intentando ser objetivo. Annie tenía razón.

Out Of The Woods - Remus LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora