Out Of The Woods - Remus Lupin

31. La habitación y el sillón

Oh, baby, look what you started
The temperature's rising in here
Is this gonna happen?
Been waiting and waiting for you to make a move

Into you - Ariana Grande

Sintió su mirada clavada en su cuerpo. Ella luego de un segundo, dio un respingo y tragó las ganas de correr y perderse en su piel.

Volvió a mirar a Sirius, que ahora la miraba inseguro e intentó mantener la vista fija en él, sintiendo como el hombre que amaba la perforaba con la mirada.

-Ven Annie, pasa –le dijo Canuto guiándola hasta un sillón, parecía que había visto al mismísimo Lord Voldermort.

-Yo, voy a buscar unas cosas arriba –oyó que le decía a su amigo y se perdía de vista por la puerta de vidrio.

-Perdón Annie, no sabíamos que Dumbledore te enviaría a ti, creímos que Fawkes... –él la miró a los ojos y le sonrió –te mentiría si te digo que no me alegro de verte, y que aquel también –señaló con la cabeza por la puerta que se había perdido Remus.

-No me molesta, estoy contenta de estar aquí –dijo con honestidad, verlo luego de tantos meses era como haber estado ahogándose bajo del agua y de repente salir a la superficie y respirar.

Intentaría mantener a su corazón a raya en todo este asunto, en definitiva no estaba en nada mas ni nada menos que una misión de Dumbledore. Pero aquel traicionero en el medio de su pecho repiqueteaba con tal fuerza que oía sus latidos en las orejas.

La puerta se cerró detrás de ella y supo quien era, conocía ese caminar pausado. Se prometió a si misma no mirarlo.

-¿Qué están haciendo aquí? –preguntó con un hilo de voz.

Le hubiese encantado oír que estaban allí para estar a su lado.

-Hemos vuelto de nuestra búsqueda, ya te lo dije por carta, quiero estar cerca de Harry, esto me huele raro...

¿Y tu, Remus? Quiso gritar a todo pulmón.

Un silencio extraño se produjo mientras oía el chocar de algunos cubiertos y unos platos, ¿Estaba cocinando?

-Esto es para ustedes supongo –recordó el paquete dentro de su bolso y lo sacó.

-Muchas gracias, Annie.

Sirius lo tomó y desapareció por aquel pasillo donde lo había visto.

Se quedaron los dos en silencio, él continuaba cocinando y ella se miraba sus zapatos.

Sirius había ya guardado la encomienda bajo de su cama pero decidió que tardarse un poco más y darles un poco de privacidad no les vendría mal.

Él le sirvió un vaso de agua y se lo acercó.

-Hola –dijo con un nudo en la garganta.

-Hola –saludó ella mirándolo a los ojos, él creyó que se desmayaría. Quería arrodillarse y rogarle que lo perdonase, que había sido un completo idiota.

Pero sabía que por el bien de ella lo mejor era que todo continuase así. Aunque él nunca había sido poco caballero con nadie, salvo con ella aquella vez, tenía ganas de gritarle.

¿Qué hacía allí? ¿No sabía en cuantos problemas se estaba metiendo?

Pero al chocar sus ojos, su corazón que se había hecho hielo aquellos últimos meses pareció derretirse al instante.
No podía enojarse luego de extrañarla tanto.