Malec Una Historia de Amor

¿Cómo llegó Magnus a Idris?

¿Cómo llegó Magnus a Idris?

Magnus

El teléfono sonó y sonó. Ya pasaba de la medianoche y Magnus se había ido a la cama para entonces. El no manejaba horarios de oficina por lo que cualquiera podría estar llamando para un trabajo a esas horas de la noche. Levantó el auricular y contestó con voz cortada, "¿Sí?"

—Magnus, ¿Te llegó el mensaje de Ragnor? –Catarina se escuchaba bastante alterada y preocupada. Magnus se sentó de golpe en la cama y revisó los alrededores de la recamara. En la pared se encontraba un mensaje escrito en luminosas letras doradas.

Finito Fell. Idris. Country house.

Magnus captó el mensaje inmediatamente. Era una llamada de auxilio de su compañero brujo, Ragnor Fell.

—Lo acabo de recibir. –aclaró Magnus. —Yo iré. Tú puedes quedarte. ¿De acuerdo?

—Avísame en cuanto sepas algo.

Magnus le aseguro que lo haría y brincó fuera de la cama. Conjuro un Portal en la misma pared y atravesó rumbo a la casa de campo de Ragnor en Idris. Un pensamiento atravesó su mente solo por un segundo, "Voy a Idris, Alec está allá," pero ignoró el pensamiento inmediatamente. Había cosas mucho más importantes de qué ocuparse. Clary había estado buscando a Ragnor por un rato y él sabía que la finca era el mejor lugar para hallarlo. Aparentemente alguien más había llegado primero.

La casa de Ragnor era un desastre. Todas las cosas de los muebles se encontraban regadas en el piso. Magnus llamó a su amigo pero no recibió respuesta. Comenzó la búsqueda en la casa y finalmente lo encontró en el piso de la cocina. El mismo piso se hallaba manchado de sangre y una protuberante herida ocupaba la mayor parte del pecho de Ragnor. Tenía los ojos fijos al techo. Magnus se arrodilló cerca de él y buscó el pulso. Ragnor estaba muerto. Con mucha delicadeza cerró los ojos de su amigo. Se sentó en una silla allí mismo en la cocina y revisó los alrededores cuidadosamente. Se sentía mareado, como fuera de la realidad, no quería creer que Ragnor estuviese muerto. Levantó una chispa azul desde su mano y suspiró "Logos." El último mensaje de Ragnor apareció en la pared. Decía que había sido emboscado por algo de origen demoníaco. Algo que tenía que ver con Valentine. Le mataron buscando echarle mano al Libro Blanco. Magnus suspiró profundamente y cerró los ojos. Había conocido a Ragnor toda su vida. Ragnor era más grande que Magnus. Ni siquiera había sabido que tanto más grande, pero él había estado ahí para él. Aún en sus momentos más difíciles, él había estado ahí. Apenas hacía unas semanas que habían platicado por teléfono. Parecía imposible, fuera de la realidad, imaginar un mundo sin Ragnor Fell.

Magnus se forzó a levantarse y escribió un mensaje de fuego para Catarina. Entonces tomó el cuerpo y lo vistió con un traje verde. Lo colocó en un ataúd y lo enterró cerca de la casa de campo. Una vez adentro, Magnus revisó el tiradero, buscando entre el desorden, algo que le dejara saber lo que había pasado.

Mientras estaba sentado entre el desorden, analizando las evidencias, otro mensaje llegó a la finca. Iba dirigido a Ragnor y avisaba de un tal Sebastian y Clarissa Morgenstern. Estos iban encaminados a su casa y en busca de él. Sebastian Verlac. Magnus sacudía la cabeza preguntándose de dónde había sacado Clary a éste tipo.

Era todavía media tarde cuando Magnus sintió que el glamour de la casa había sido traspasado y se asomó por la ventana. A la distancia observo dos figuras que caminaban por la vereda. Por un momento el corazón se le detuvo. Uno de ellos era muy alto, de pelo negro y al parecer un Cazador de Sombras. Alec imaginó de momento, pero al fijar la vista, se dio cuenta, que a pesar de lo bellísimo del joven, no era Alec. La frustración invadió su mente. ¿Por qué era tan difícil dejar de pensar en él? Él sabía que un tal Sebastian venía en camino con Clary, por qué pensaba en Alec. Trono los dedos para que el humo de la chimenea dejara salir un signo de interrogación. Vio al muchacho poner un brazo alrededor de Clary y volvió a tronar los dedos para cambiar la figura a un corazón sonriendo levemente ante su propia broma. Se encaminó a la puerta.