Atenea

0 - En el Fin

Quien haya creído que los extraterrestres eran buenos, que se ponían capas y volaban para salvar a la humanidad, era un idiota. Ellos no viajan millones de años luz, para lidiar con nosotros. No, viajan millones de años luz para matarnos, uno por uno.

Siento que su amor por Superman y Linterna Verde haya cambiado... pero si estás en medio de un apocalipsis, no te queda otra que olvidar a los guapos de Clark Kent y Hal Jordan.

No sé qué haya sido de estos alienígenas forasteros para acabar con la Tierra, pero no tienen derecho a destruir a la humanidad... o al menos, a casi toda.

Este ejemplo me lo dio mi tío Harold cuando empezó todo: «El planeta es un saco de boxeo, la humanidad el relleno y los visitantes son el boxeador. Sus guantes son todas las catástrofes que nos mandan. El saco se abolla un poco, pero el relleno siempre va a ser el que se afecta más». Serían sabias palabras, si ellos no hubieras roto el saco también...

Nos van debilitando, quitando capas de nosotros mismos. Primero fue el Eclipse, restaba unos minutos del día, luego fueron horas, hasta que el día solo duró seis horas.

Después fue la Gripe Negra. Todos se contagian, pero solo unos pocos sobreviven. Primero tienes fiebre, una normal, como en cualquier resfriado; después va aumentando, nada puede disminuirlo. Empiezan las alucinaciones y tu sangre hace sopa con tus órganos. Por último, después de sufrir un dolor intenso, tu cerebro explota y sangra por cada orificio de tu cuerpo. Es desagradable.

Si los animales salvajes que se escapan de los zoológicos y la Gripe Negra no te matan, lo hacen los Lunáticos. Una larva entregada por nuestros nada-queridos visitantes, que es capaz de lavarte el cerebro y convertirte en un servidor de ellos. Si por alguna razón logras matarlo, toman otro cuerpo. Es difícil, pero no imposible.

Crearon una capa magnética que daña cualquier señal. GPS, brújula, etcétera. Pero sigue habiendo internet, por alguna razón que no comprendo, energía y televisión por cable, pero nada se transmite.

Afuera no se escucha nada, es como si hubiera terminado un terremoto y necesitan silencio para escuchar a las personas que quedaron atrapadas. Pero ese silencio es eterno.

Las luces a veces parpadean, y me da la impresión que están dando señales en clave morse, pero nada es probable, aún.

Solo espero no ser la última aquí.

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