Rodé en el suelo alejándome de lo que había impactado conmigo. Estaba lo suficientemente segura de que era una persona como para apuntarle con mi arma. Y si era un árbol ¿qué más daba? No me pensaba quedar con las dudas.
—¡Quieto! —amenacé.
Troy estaba a un metro de donde yo estaba, también apuntando a la persona con los ojos bien abiertos. La persona no dudó en apuntarnos a nosotros también. La adrenalina del momento no me permite enfocarme en una sola cosa por mucho tiempo y las puntas de mis dedos se sentían helados. Una vez vi un documental de las reacciones humanas al miedo, unos corrían por sus vidas, otros se quedaban pasmados y otros como yo, saltaban al peligro como una maldita suicida. Pero eso no quitaba que sintiera que cientas de elefantes saltan la cuerda en mi estómago y la piel se me pusiera de gallina.
—¿Robbie? –reconocí inmediatamente la voz femenina que pronunció ese ridículo apodo.
—¿Gio? —pregunté atontada.
—¿Kyllian? —preguntó Troy a mi lado, casi alegre.
Espera un segundo, ¿Kyllian? ¿El mismo Kyllian de enfrente de mi casa?
— Troy –dijo con alivio, este.
— ¿Talbot? —sentía una presión en el pecho. No sé qué era, pero lo sentía muy fuerte. ¿Angustia, alivio? Una cosa era clara y era mis ganas de correr en la dirección contraria a él, cuando mis ojos se encontraron con los de él.
— ¿Murphy? – me examinó de arriba abajo con una expresión que no pude descifrar, yo por mi parte, lo seguía apuntando con mi arma, todavía en el suelo. ¡Qué horror! Había chocado con él, ¡y para rematar lo había confundido con un árbol! No tenía mi cuchillo a la mano pero podía intentar el harakiri con una pistola y servirá igual ¿no?
— Giovanna –dijo Troy con una voz sin expresión y por un momento deje mi idea de ritual de muerte a un lado para prestarles atención a los demás. Ya había mirado por mucho tiempo a Kyllian.
—Troy — le respondió Gio con diversión.
—¿Qué demonios? —dije desconcertada —¿Se conocen?
—¡Lo mismo les iba a preguntar! —dijo Gio acercándose a mí – ¡Cuánto tiempo! ¿No lo crees? —mi prima se acerco a mi y me ayudo a levantarme, viendo con desagrado el arma en mis manos —Oh, querida, guarda eso, no hay necesidad de apuntar a nadie, se lo vengo diciendo a Kyle todo el rato pero no me presta atención.
—¿Kyle...? —apenas pude articular palabra, mientras paseaba la mirada de Gio a Kyllian y viceversa.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Kyllian con desconfianza—¿Cómo se conocen?
—Somos primas, corazón –apresuró a informar Giovanna — ¿Y ustedes de donde se conocen? –preguntó señalándome a Troy y a mí.
— Lo he salvado el culo en múltiples ocasiones —respondí todavía distraída — ¿Ustedes de donde se conocen? —le pregunté a Troy y a Kyllian.
— Es mi primo —dijo Troy, lanzándole una mirada seria a Giovanna. Nunca lo había visto así, casi siempre era feliz y haciendo bromas —, del que te conté hace unos días.
Mi suerte era una mierda. En mi mente solo se repetía harakiri una y otra vez, y se empezaba a sentía verdaderamente tentador.
—Troy y yo salimos por un tiempo—informó Gio sin que lo pidieran —¿De dónde conoces a Kyle, linda?
Pregunta trampa. No podía decir que éramos amigos, porque simplemente no lo éramos. Decir que somos compañeros de la escuela sonaría sospechoso, los compañeros no se sorprenden al verse, más bien estarían super felices de que estuvieran vivos, no decir nada era como caminar por la borda mientras había un tsunami, y ni loca pensaba decir que estaba locamente enamorada de él. Por lo que veía Kyle no estaba dispuesto a hablar. Odiaba a Gio y sus preguntas trampa.
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Atenea
Ciencia FicciónSeñales en el cielo. Los días se acortan. La gripe Negra. Larvas que invaden los cuerpos. Cortaron todo contacto. Silencio eterno. Las luces tratan de decirme algo. Quien haya creído que los extraterrestres eran buenos, que se ponían capas y volaban...