Mellizos y gemelos.

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Después de asimilar la noticia, ambas familias nos dirigimos hacia nuestras casas para prepararnos.
No sabía que iba a salir de esa cena, pero definitivamente nada bueno. Lo que sí que sabía era que la señora Johnson estaba haciendo esto por algún motivo que no lograba comprender.
No teníamos noticias de Camille, ni sabíamos su reacción, pero estaba más que segura de que no tardaría en hacer su aparición; muy fea que esté, (que lo estará) su furia le ganará a su vergüenza.

Yo ya estaba lista así que ahora mismo estoy entrando por la puerta del cuarto de Nick. Me lo encuentro mirando su móvil con el ceño fruncido y en bóxers. Alzó una ceja en su dirección y me tiro en su cama. No se ha girado a mirarme pero sé que me ha notado, siempre sabe cuando estoy cerca suyo, será una extraña conexión de mellizos o alguna mierda parecida.

De repente noto todo su peso y es cuando me doy cuenta de que se ha tirado encima mío al estilo lucha libre. Suelto un quejido bastante audible y le grito. -Quita tu obeso cuerpo de mi. -me mira a la cara desde arriba y finge una cara de decepción.

-Me ofendes. -Dice mientras se quita y se tira boca a bajo en la cama, justo a mi lado.
Algo va mal, normalmente me habría insultado de vuelta, pero esta vez no lo ha hecho y eso es muy raro. Se que no está así por lo que le he dicho, el es demasiado alegre y positivo como para que le afecten los malos comentarios de los demás. Se lo toma a risa y dice que le hace gracia como otras personas necesitan intentar hacer miserable la vida de otros para que la suya lo parezca un poco menos.
Está triste por algo e intuyo que tiene que ver con lo que quiera que estuviera mirando antes en el móvil.
Nos quedamos unos segundos en silencio y el me gana cuando voy a tomar la palabra.

-Las chicas sois muy complicadas. -alzo una ceja y giro mi cabeza en su dirección, el no me está mirando, su vista está fija en el techo. -Y yo soy idiota.

Me quedo callada unos segundos más y hago una pregunta para confirmar lo que ya sé -¿Alice?

-Alice. -el afirma haciéndome suspirar con cansancio. Está vez giro todo mi cuerpo en su dirección y me abrazo a el como un perezoso.

-Las chicas sí que somos complicadas, pero en esta ocasión es la situación la que es complicada. -apoyé mi barbilla en su hombro y cierro mis ojos. -Y sí que has sido un poco idiota. ¿Gran amiga? ¿En serio?

Escucho como suelta un gruñido. -Ya lo sé, lo siento. Quería decirle que era perfecta y que estaba preciosa. Sabía que estaba preciosa porque la vi en la panadería ese día, no porque sea un acosador. Pero entré en pánico y le dije esa estupidez. -abrí los ojos y vi cómo se tapaba la cara con sus manos en un gesto de exasperación.

-¿Tienes miedo de que no sienta lo mismo? -No hacía falta que me lo dijera, ya lo he dicho, tenemos una extraña conexión de mellizos, además, era obvio lo que sentía por como la miraba, de la misma forma en la que ella lo miraba a él. Aunque si el cree que ella no siente lo mismo, me voy a empezar a preocupar por la baja autoestima que tenemos todos aquí en cuanto al amor.

-Claro que no, sé perfectamente lo que ella siente por mí. Lo he sabido siempre. Como también se lo que sientes por el idiota de Riverwood. -lo miré en pánico. No podía ser que fuera tan obvia. -Déjame decirte hermana, que podrías haber escogido mejor, yo por lo menos he escogido a alguien que a simple vista tiene buenas intenciones. Además...

-¿Como lo sabes? ¿Porqué no habías dicho nada? ¿Vas a decírselo a papa? -me senté en la cama de golpe y le corté a mitad de frase, atacándole a preguntas creadas por mi estado de pánico.

-Relájate enana. Lo sé desde antes de que tú misma te dieras cuenta, igual que tú te diste cuenta antes que yo mismo de mis propios sentimientos. Supongo que por algo somos mellizos. -relaje mi postura y espere a que continuase. -No he dicho nada porque quería que tú fueras la que me lo contase y sabía que todavía no estabas preparada para hacerlo. -sonreí en su dirección, recordando que detrás de esa fachada de chico despreocupado, había alguien maduro con quien siempre podías contar. -Y no, no se lo voy a contar a papa, porque eso sería bastante hipócrita, ¿No crees? Quiero decir, porque le diría lo que sientes por un Riverwood, cuando yo siento exactamente lo mismo por su hermana pequeña.

Guerra de FamiliasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora