-Señorita debería calmarse. -el señor que antes nos había llamado para la cena, vino detrás de Camille intentando calmarla. Obviamente no tuvo éxito.-¿Que me calme? ¡¿Que me calme?! ¡No me voy a calmar! -gritó y se giró a mi padre. -Tus hijos son unos monstruos y espero que tengas el suficiente dinero como para pagar la demanda que os va a caer. -por un momento me asusté, pero luego me calmé esperando que los Riverwood cumplieran con su parte del trato.
-¿De que estas hablando Camille? -la pregunta de mi madre salió con irritación. En otra situación me hubiera reído, las expresiones de confusión en los rostros de nuestros padres y el odio en el de nuestras madres eran para foto, pero este no era el momento.
-¿De que estoy hablando? ¡Estoy hablando de como tú odiosos hijos han destrozado una permanente de 100 euros! -Camille pareció olvidar que Thomas estaba aquí y se quitó el pañuelo de su cabeza.
Todos en la sala nos quedamos mirando a Camille sin saber qué hacer, hasta que obviamente Nick, Crawford y Andrea explotaron en carcajadas. Me giré y vi como la señora Johnson intentaba esconder su sonrisa bebiendo de su vaso. Nuestras madres ni siquiera se molestaron en esconderlas, sonrieron con burla.
Camille se giró a mis hermanos y los fulminó con la mirada; parecía que iba a volver a la carga con sus gritos, pero otros le ganaron.
-¡Mami, mami, mami! -los cuatro más pequeños de ambas familias corrieron en dirección a las madres y cada par se abrazó a la suya con miedo. -¡Mami el Grinch a venido a quitarnos nuestros regalos! -mi hermanita pequeña gritó con miedo. Muchos contuvieron sus risas al escuchar como llamaron a Camille.
-¡No dejes que nos quite nuestros regalos! Hemos sido buenos. -el varón más pequeño de los Riverwood exclamó.
-Chicos calmaros, estamos en verano, no en navidad. -mi madre dijo con voz tranquila.
-Exacto, nadie le va a quitar los regalos a nadie. -Lizbeth Riverwood dijo de la misma manera, acariciando las cabezas de sus hijos con cariño, intentando no reírse de la situación.
Mi padre estaba luchando por no reírse y estaba haciendo mucho esfuerzo por poner la cara más sería que pudiese. Thomas estaba mirando con miedo a Camille.
-¿Que habéis dicho? ¿El Grinch? ¿Cómo osáis compararme con tal aberración? Niñatos asquerosos. -los pequeños se asustaron más cuando ella caminó en su dirección con furia y yo me levanté rápidamente, haciendo mucho ruido con la silla. Me apresuré a ir al lado de la mesa donde estaban los Riverwood, porque era allí donde estaba ella.
-No les hables así, con todo el respeto del mundo, pero no tienes derecho a entrar en una casa ajena gritando e insultado a niños de seis y siete años. -mi voz sonó serena pero eso solo hizo que ella se enfureciera más.
-Tú. -me señaló con su dedo y su perfecta manicura.
¿Nunca le han dicho que señalar es de mala educación?
-¿Yo? -dije confundida. Me esperaba gritos.
-Tú, tú eres la culpable de todo esto. Siempre eres tú. -fruncí el ceño viendo como cada vez se acercaba más a mi. -¿Verdad? Tú eres la cabecilla, la que planea todo y dirige a todos tus estúpidos hermanos. Ya lo intentasteis una vez. Pues déjame decirte una cosa cariño. ¡No te va a funcionar esta vez! -ella empezó a alterarse otra vez y yo me empecé a asustar. -¡Yo siempre gano!
Eso me recordó a Aiden. Pero no tuve mucho tiempo de pensar en el, porque vi como levantaba la mano dispuesta a pegarme una bofetada. Abrí los ojos como platos y me paralicé no sabiendo que hacer.
Una mano paró la suya a centímetros de mi cara. Giré mi cabeza a un lado y vi a Aiden, pero el estaba mirando serio a Camille.
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Guerra de Familias
HumorDesde que tengo uso de razón Los Thompson y Los Riverwood se han llevado mal. Dos familias con 12 hijos cada una, que luchan por demostrar cual es la mejor. Mi padre, Ben Thompson siempre ha dicho que relacionarte con un Riverwood es como cavar tu p...