-¿Como que han cancelado los vuelos? -pude escuchar el revuelo que causaron esas palabras al otro lado de la línea. Yo aguanté la risa viendo como mis hermanos sonreían. Segundos después los teléfonos de mis hermanas y de Nick empezaron a sonar.-Hay muy mal temporal, las compañías aéreas han decidido no arriesgarse y han aplazado todos los vuelos de esta semana. -mentí. Debería sentirme mal, pero en realidad, esto era muy divertido. -Pero tranquilo, creo que conseguiremos llegar para año nuevo.
-¿Año nuevo? -gritó él desesperado, como para no estarlo. Las dos madres habían decidido que para reforzar el tratado de paz que hicimos en verano, era muy buena idea pasar las navidades todos juntos. Nosotros teníamos que coger un vuelo de vuelta a casa y habíamos decidido gastarles una pequeña broma a los Riverwood. -Pero después de año nuevo solo tendremos cinco días y luego tendrás que volver a Bélgica.
-Ya lo se, pero entonces tendremos más razones para estar todo el tiempo juntos. -me giré, viendo divertida a mis hermanas hablando por teléfono con una sonrisa traviesa en la cara. -Cariño tengo que irme, es nuestro turno para cambiar la fecha del vuelo.
Oí su suspiro al otro lado y eso me hizo sentir un poco mal, aunque no del todo. -Está bien, pero en cuanto termines me llamas para explicarme todo. ¿Trato?
-Trato. -aparté el teléfono de mi oreja y acabé la llamada.
-Eres mala. -Alec apareció a mi izquierda. -¿No te da pena?
-No, sobre todo después de que me hicieran creer que Aiden tenía un chupetón en el cuello cuando hablábamos por Skype. -mi hermano se rió recordando mi desgracia.
-Todavía me acuerdo de la cara que pusiste, no respirabas y todos pensábamos que te estaba dando un ataque al corazón.
-Deja de reírte de mí posible muerte. -empezamos a andar hacia la salida cuando vimos que ya todos tenían sus maletas. -No puedes ser malo conmigo después de haberte organizado una sorpresa. -dije divertida.
-¿Qué sorpresa? ¿Porqué no me lo habías dicho? -le miré con incredulidad.
-Porque si te lo hubiera dicho no sería una sorpresa. -hablé con obviedad. -Pero tranquilo, lo vas a saber en unos segundos. -me miró extrañado mientras salíamos por la puerta en la sección de "llegadas" del aeropuerto.
-¿Qué...? -no terminó de hablar cuando un silbido se escuchó por encima del barullo de gente.
-¡Eh rubio! -sonreí ampliamente cuando Alec se congeló en su sitio y miró lentamente hacia delante. Allí estaba Joe sonriendo con un Ashton mirándole divertido. Mi hermano soltó las maletas y ando a paso apresurado en su dirección, Joe hizo lo mismo y se lanzó encima suyo, dejando que Alec lo cargara en sus brazos. Cuando dejaron de abrazarse se besaron tiernamente, estando Joe todavía con las piernas alrededor de la cintura de Alec.
-¿Soy mal hermano por seguir sin acostumbrarme? -Jacob me preguntó a la vez que agarraba las maletas que nuestro hermano había tirado y miraba la escena frente a nosotros.
-No, porque tú no mandaste todo a la mierda cuando lo dijo. -hablé sabiendo perfectamente quién estaba a mis espaldas.
-Muy sutil hermana, muy sutil. -Ethan pasó por mi lado derecho con el ceño fruncido. El había estado intentando enmendar sus errores durante estos meses, pero no estaba de más recordarle de vez en cuando porque se tenía que esforzar.
La situación era muy rara en realidad. Un día Alec empezó a despertarse con café y un rollo de canela en su mesita de noche. Ahora ya era costumbre verle saliendo de su cuarto con su desayuno en las manos.
El primer mes en el instituto chicos desconocidos se acercaban de la nada a Alec intentando algo con el. Más tarde descubrimos que todos ellos eran mandados por Ethan, que estaba intentando hacerle un favor a su gemelo consiguiéndole novio. Claro que el no sabía que ya tenía uno; luego se enteró cuando vio a Alec hablar por teléfono súper meloso con Joe.
Siempre que podía estaba cerca de el, intentado reparar esa conexión especial que antes tenía pero que ahora no estaba nada más que rota.
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Guerra de Familias
HumorDesde que tengo uso de razón Los Thompson y Los Riverwood se han llevado mal. Dos familias con 12 hijos cada una, que luchan por demostrar cual es la mejor. Mi padre, Ben Thompson siempre ha dicho que relacionarte con un Riverwood es como cavar tu p...