Guerra de Familias

Descubrí quien soy realmente.

Punto de vista de Alec.

-Quería agradecer a todos lo que estáis aquí hoy, desde los que han ayudado a construir todo, hasta los que simplemente estabais esperando con ansias. Porque ver las sonrisas en vuestras caras en este momento, hace que todo el esfuerzo valga la pena... -las palabras de mi padre hicieron que las sonrisas de la gente se ampliarán más. Aparte mi mirada del escenario, haciendo que el resto del discurso quedará en segundo plano, como una música que pones de fondo.
Frente a mi estaban varios de mis hermanos, junto con algunos de los Riverwood. Paula y Aiden eran los que juntaban a las familias, podían engañar al resto del mundo, pero yo tenía una perfecta vista de sus manos entrelazadas.
Ellos de verdad se lo merecían, Aiden por todo lo que había esperado y mi hermana porque siempre es ella la que ayuda a los demás y se merecía por una vez, tener un descanso de eso y disfrutar de su vida adolescente.

Mi mirada se paseó por el salón de fiestas improvisado. Viendo como todo el mundo prestaba atención a las palabras de gratitud que les dirigía mi padre indirectamente.
Entre todas las personas, una llamó mi atención.
Ahí, solo, apoyado en una mesa, con gesto cansado y aburrido, estaba el.
La razón de mis desvelos, por quien soñaba a plena luz del día y con los ojos abiertos.
A quien mis pensamientos se desviaban el noventa por ciento de las veces.

Nuestros ojos se cruzaron y mis manos empezaron a sudar, mis piernas a flaquear y mi respiración a fallar.
Esa era la clara reacción de mi cuerpo a su sola presencia.
No sentí las tan conocidas, mariposas en el estomago, pero eso es porque mi cuerpo estaba entumecido.

Todavía seguía sin créeme que fuera el, cuando habían millones de chicos en el mundo, yo me fijé en el mejor amigo de mi hermana pequeña, ese que siempre había considerado un crío, aún solo separándonos un año de vida. Al que en algún momento había considerado un amigo más o incluso alguien de la familia.
No se cuando me empecé a fijar en el de forma diferente, pero cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde para parar el sentimiento.
Solo sé, que de un momento a otro, sus rasgos faciales habían dejado de ser tan infantiles y ahora eran más maduros, al igual que su actitud.
Luego poco a poco, me di cuenta de la envidia que sentía cuando veía como trataba a mi hermana. Como la abrazaba y besaba su mejilla, como se reían y se contaban confidencias. Y me sentí asqueado de mí mismo, por esos pensamientos retrógrados y estúpidos. Ellos eran mejores amigos, lo sabía y también sabía que nunca se fijarían en el contrario de otra manera que no fuera esa. Además, ella ya tenía ojos para alguien más y él parecía feliz con eso.
Más adelante entendí que lo que sentía no era envidia, sino anhelo. Quería que el me abrazara y que me besara. Sobretodo y aunque fuera egoísta, quería ser el único al que le contara sus secretos más profundos y el único al que le dirigiera esa preciosa sonrisa.

Los aplausos resonaron en la sala, pero yo no aparté la mirada, aunque el sí lo hizo. Negó con la cabeza, bajó la mirada y giró su cuerpo para alejarse de aquí, para alejarse de mí.

Sabía el porque de su comportamiento, era mi culpa. Nos habíamos besado y yo había huido. Le había ignorado y había intentado hablar con chicas con el absurdo objetivo de olvidarme de él. Lo peor de todo es que me vio y su cara de decepción fue como una bala en mi corazón. Últimamente recibía muchas miradas como esa.
Intenté ir seguirle, pero alguien agarró mi brazo. Hice una mueca y me giré.

-Vamos a felicitar a papá. -asentí serio, siguiendo a Crawford, que estaba también con la misma expresión. El básicamente era el Ethan de su generación. Sin enterarse de lo que pasaba a su alrededor y a consecuencia de eso, sintiéndose dolido y traicionado.
No le culpaba, pero las mellizas no podían contarle que estaba pasando, porque él siempre había sido el más fiel a la rivalidad.