Especial 100k

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(Leer la nota del final)

Fruncí el ceño y empecé a removerme por la cama, sintiendo la pereza apoderarse de mí. Vuelve a ser verano y debería ser un delito que el despertador esté sonando a las siete menos cuarto de la mañana, de solo pensar que soy la única despierta en toda la casa me dan ganas de amargarle el día al resto de mi familia y despertarlos para que sufran junto a mí.
Un golpe suena con potencia en la pared donde está situada la cabecera de mi cama y yo sé que esa es la señal para rendirme en mi lucha de terquedad contra el despertador, es eso o que Jacob venga cabreado por despertarle, algo altamente no recomendado ya que gracias a sus entrenamientos de fútbol universitarios, la parte superior del cuerpo de mi hermano ahora es lo más parecido a un croissant, una masa abultada por músculos y bronceada.

Con un suspiro tanteo sin cuidado alguno la mesita de noche buscando casi sin éxito el despertador, cuando por fin lo consigo le doy un golpe con mi puño izquierdo y vuelvo a girarme en mi posición, acurrucándome unos segundos, esperando que estos mismos se hagan eternos.
Cuando no consigo volver a dormirme, se que finalmente he perdido la batalla y decido levantarme, por ello, abro mis ojos lentamente y grito. Bueno, eso es lo que abría ocurrido de no ser porque una gran y masculina mano me ha tapado la boca antes de poder cumplir con mi cometido.
Frunzo mi ceño mientras veo a Aiden ahogarse con su risa, todavía con su mano cubriendo mi boca.
Le doy un manotazo a su mano y luego le doy otro en su pecho.

-¿Te has vuelto loco? -grito lo más bajo posible, casi en un susurro. -¿Cuando has entrado? Es más ¿Por donde has entrado? -él señala la ventana mientras intenta relajar su respiración.

-Hace media hora, por la ventana, no describiría tu forma de dormir como la de una princesa de Disney. -vuelvo a pegarle. El se encoge en su lugar y suelta un quejido. -No es así como esperaba que mi novia me saludara después de no verme por un largo tiempo. -lo veo cruzar sus brazos por detrás de su cabeza y sonreír socarronamente. Lo único que puedo hacer es rodar los ojos.

-Nos vimos hace cinco días. Supéralo. -intento levantarme de la cama sin éxito, ya que el chico a mi espalda agarra mi cintura y me tira nuevamente con el, recostándome en su pecho

-Pero yo te hecho de menos cuando no te veo durante horas. -hace que su voz parezca la de un niño. -Mi amor por ti es así de grande, pero claro, tú no lo sientes así porque no me quieres tanto como yo a ti. -abro mi boca indignada y trató de girarme en sus brazos, consiguiendo así parecer un gusano retorciéndose.

-Me estoy levantando a las siete menos cuarto de la mañana en verano por ti. -le digo mirando sus ojos azules. -Aprecia mi forma de demostrar mi amor. -el hace un puchero y yo sonrío. -Eres un bebé grande. -dicho esto agacho mi cabeza para besarle y el sonríe. -Te quiero. -es lo único que puedo decir cuando nos separamos y lo veo regalándome la sonrisa más bonita del mundo.
El nos gira todavía en la cama y mientras yo sigo en sus brazos.

-No te has lavado los dientes. -hincho mi nariz con exasperación y el se ríe. -Te quiero. -pienso que me va a volver ha besar, pero empieza ha hacerme cosquillas. No puedo retener las risas que se escapan de mi boca y por ello escuchamos otro golpe en la pared. El para y ambos nos reímos para volver a besarnos.

-Déjame vestirme y nos vamos. -consigo deshacerme de sus brazos y me levanto para dirigirme al armario ubicado en la esquina izquierda de mi habitación, cerca de la puerta. Sacó una camiseta blanca básica y unos pantalones impermeables cortos. Me quito la camiseta del pijama, que básicamente consiste en una camiseta grande de Ethan que le robé hace unos meses en Bélgica. -Deja de mirarme pervertido. -miro sobre mi hombro y le veo dándome un repaso a mi cuerpo en ropa interior.

-Tengo ojos y son un gran fan del arte, déjame apreciarlo. -giro mi cabeza rápidamente al frente y el se ríe, sabiendo perfectamente que me he puesto roja como un tomate. Termino rápidamente de vestirme y me giro, encontrándolo todavía en mi cama.

Guerra de FamiliasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora