Megan
Las últimas semanas habían sido una locura, trabajando sin parar con el reloj en contra. Estaba agotada y la parte más difícil ni siquiera había empezado todavía. Lo peor aún estaba por venir y realmente no quería imaginar cómo sería.
Tenía miles de pensamientos rondando mi cabeza y parte importante de mi tiempo lo invertía reflexionando en cómo mejorar mi plan, reparando errores, estudiando cada escenario posible y analizando el perfil de las personas que necesitaba de mi lado para hacerlo funcionar.
Todavía faltaba asegurar la base de mi plan, la estructura sobre la cual se sostendría todo lo demás. Si no tenía ese soporte, todo se vendría abajo cuando llegara el momento, por lo tanto, debía estar listo y ser perfecto.
Es verdad que Cristianno me ayudaba para que poco a poco todo comenzara a tomar forma, pero al final, era yo quien tenía que ocuparse de todo. Sinceramente, la cantidad de estrés que mi cuerpo estaba acumulando era ridícula y eso sólo me frenaba.
Mi capacidad mental y física tenía que estar al 100%.
El tiempo volaba demasiado rápido y todavía habían demasiados detalles, imperceptibles pero cruciales para que todo funcionara y que no estaban ni cerca de estar terminados. Realmente tenía que moverme con más velocidad si quería llegar a la fecha límite que me había impuesto con todo preparado.
Tampoco me favorecía el hecho de no poder salir de Nueva York. En su momento, la protección que me concedió el Presidente de los Estados Unidos me proporcionó un lugar seguro donde refugiarme de la persecución sangrienta liderada por la CIA, pero ahora sólo me estaba limitando, perjudicándome más que ayudarme.
Para este plan, necesitaba moverme constantemente por todo el mundo, debía reunirme con personas y conseguir equipo. Por lo tanto, si mi libertad era obstaculizada, lo demás se tornaba aún más complicado.
Como si eso no fuera suficiente, debía vigilar a Cristianno de cerca, porque desde que volví cuando Amara nos rescató a ambas, se comporta distante conmigo. Sé que algo le sucede, pero no va a decírmelo, incluso aunque lo presione y se lo pregunte miles de veces.
Sin embargo, lo necesitaba de mi lado, él era una pieza clave en este proceso después de todo, así que realmente estaba esforzándome para no patearlo en la entrepierna en un arrebato de ira.
Esa noche estábamos en nuestro departamento, trabajando en nuestro despacho, cada uno en su propio escritorio. Mientras Cristianno escribía a toda velocidad en la computadora, yo leía la montaña de papeles y carpetas apiladas a mi lado. Pero estaba tan cansada que ni siquiera la taza de café que Cristianno me había traído había evitado que me quedara dormida.
En mis sueños, sentí cómo sus fuertes brazos me rodeaban y me levantaban de la silla, sosteniéndome contra su pecho musculoso y cálido. Instintivamente, me acurruqué contra su cuerpo, abrazándolo.
Sabía que me estaba llevando a la cama porque conocía de memoria cada centímetro de nuestro departamento. Por eso abrí los ojos en estado de alerta, al mismo tiempo que Cristianno se detenía en la mitad del pasillo.
- Llévame de regreso, debo seguir– Pedí, aclarándome la garganta–
- No, necesitas dormir porque mañana será un día importante– Respondió, negando con la cabeza, inflexible–
- Prometo ir pronto, pero antes tengo que terminar– Insistí, removiéndome inquieta–
- Te conozco, si dejo que vayas, volverás a acostarte a las cuatro de la madrugada– Contraatacó, reprimiendo mis sacudidas–
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Ahora y siempre (ASP #3)
RomanceEl final está cerca: Megan y Cristianno lo saben. Todos tienen un rol que interpretar. Altercados del pasado, presente y futuro se dejan de lado para luchar en la guerra definitiva. Nuevas alianzas se forjan, viejas amistades se destruyen. Regla...