Megan
Esa noche acepté encontrarme con Kumiko en su casa, con el objetivo de que me ayudara a prepararme para la reunión. Arreglarme acorde al estilo oriental no era un asunto para tomarse a la ligera, no podía ir a una tienda para comprar un vestido cualquiera. Es por esa razón que debía ser asesorada por modistas expertas.
En China las personas eran orgullosas de su cultura milenaria y muestran absoluto respeto por su vestimenta, la cual es considerada todo un arte. Los trajes tradicionales transmiten elegancia, diseño y costumbres muy arraigadas. Si cometía un error, por más pequeño que fuera, mis anfitriones podían calificarlo como una grave ofensa.
Debía tener cuidado, porque si los hacía enojar, me cortarían la cabeza.
No era la primera vez que visitaba la casa de Kumiko, pero siempre me costaba un par de minutos superar la sorpresa inicial. La casa estaba ubicada en el área antigua de la ciudad, el mismo sector que durante siglos estuvo protegido por una muralla fortificada que después fue demolida.
El edificio constaba de tres pisos y el techo de tejas rojas se curvaba en las esquinas, trazando una curva que terminaba en una punta. Aunque en el exterior no se podía modificar nada debido a la ley de conservación, en el interior todo había sido renovado para convertir la estructura en un hogar moderno.
Los bordes del tejado también estaban decorados con ornamentaciones de cerámica con forma de dragones. Normalmente esas figuras estaban reservadas para los palacios o templos, pero también era posible verlos en las antiguas casas de los ricos.
El linaje de Kumiko no era distinguido, no provenía de buena familia y claramente no había heredado esta casa. La había adquirido con el dinero que había ganado ascendiendo en la Tríada, luego de años de sacrificio. Porque cuando era pequeña, mi querida amiga era una vulgar ladrona que vivía en la calle, totalmente huérfana. Como no había podido nacer en un entorno digno de sus grandes ambiciones, simplemente lo había comprado para sí misma y sus descendientes.
Sin embargo, cuando entré en la casa descubrí que mi amiga no estaba para recibirme. Por lo tanto, las cuatro sirvientas que trabajaban para Kumiko me ayudaron a vestirme, colocando cada túnica sobre mi cuerpo. La seda se adhería a mi piel como una caricia y la ropa estaba tan apretada que me costaba respirar, pero tenía que aguantarlo.
Al caminar, las largas mangas del traje se arrastraban por el suelo. Pero eso no fue lo peor, cuando terminaron de peinarme sentía que mi cabeza pesaba diez kilos. Las joyas eran de oro y piedras preciosas, mientras que los adornos eran de flores.
Contemplé el resultado final en el espejo y por más que veía mi reflejo fijamente, no podía creer que fuera yo. Si no fuera por los rasgos occidentales de mi rostro que me delataban, perfectamente podría haber pasado como una mujer oriental.
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Ahora y siempre (ASP #3)
RomansaEl final está cerca: Megan y Cristianno lo saben. Todos tienen un rol que interpretar. Altercados del pasado, presente y futuro se dejan de lado para luchar en la guerra definitiva. Nuevas alianzas se forjan, viejas amistades se destruyen. Regla...