Cristianno
Había estado trabajando durante todo el día y gran parte de la noche bajo tierra, ocupándome de unos asuntos en un túnel subterráneo de la ciudad. Debido a que estaba a una distancia tan profunda no tenía señal, sólo cuando terminé y salí a la superficie encontré que mi celular tenía millones de mensajes de personas intentando contactarse conmigo.
Cuando recibí la llamada de Camilo, explicándome lo que había sucedido de una forma resumida, dejé lo que sea que hubiera estado haciendo en ese preciso instante para subir a mi avión privado y dirigirme al norte lo más rápido posible. Aunque en teoría sólo eran dos horas de viaje, me pareció que estuve volando durante una eternidad. Era mi familia la que estaba en peligro, si hubiera dependido de mí me habría tele transportado hasta situarme al lado de Megan.
En el hospital, me acerqué al mesón de la recepción donde le pregunté a una enfermera la habitación de mi compañera. Ella estaba buscando los datos en su computadora cuando alguien gritó mi nombre a mis espaldas. Cuando giré la cabeza, mi hermano menor se lanzó sobre mí estrechándome en un abrazo apretado, tanto que me arrebató el aire de los pulmones. Camilo tenía los ojos brillantes, como si hubiera estado llorando pero no parecía triste, al contrario sonreía ampliamente.
- Felicitaciones– Susurró, jadeando de felicidad–
Quería preguntar a qué se refería con eso, pero mi mente estaba hecha un lío y no era capaz de formular demasiadas palabras a la vez. Me llevó a través de los pasillos del hospital hasta una habitación individual con la puerta abierta. Me indicó que entrara sin hacer ruido, colocando un dedo sobre sus labios.
En el interior, Megan estaba con los ojos cerrados acostada en una camilla con las mantas cubriéndola hasta el pecho. Me sentí aliviado al constatar que respiraba. Pero entonces reparé en la pequeña cuna situada justo a su lado, donde un bebé dormía plácidamente vestido con ropa diminuta. Parpadeando, me acerqué a la cuna para contemplar con mis propios ojos a mi hijo.
Mordiéndome el labio, estiré los brazos para tomar al bebé tratando de no perturbar su sueño. Con cuidado, acomodé su pequeño cuerpo en mis brazos, prestando especial atención al sostener su delicada cabeza.
Podía sentir su corazón latiendo firme contra mi brazo, el calor que desprendía su cuerpo a través de la ropa. A pesar de que lo había sacado de la cuna, el bebé todavía estaba profundamente dormido con los ojos cerrados. Movió ligeramente los brazos y la boca, como si hubiera reconocido mi presencia.
No podía creer que estaba viendo a mi hijo, no era una ilusión, esto que estaba sucediendo era real. Había llegado a este mundo hace un par de horas, pero estaba completamente sano y fuerte. Incliné la cabeza para besarlo en la cabeza con escaso cabello negro, inhalando su aroma. Me parecía imposible que este pequeño ser humano efectivamente llevara mi sangre en sus venas.
Mi garganta era un nudo, quería llorar pero no podía hacerlo.
Estaba hipnotizado, no podía dejar de observarlo fijamente desde todos los ángulos, no importa desde qué dirección lo analizara era simplemente perfecto. Su piel todavía estaba un poco rosada por el parto, pero una vez que eso desapareciera sería tan pálido y terso como una pieza porcelana. Acaricié su mejilla con un dedo y entonces el bebé agarró mi dedo con su mano.
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Ahora y siempre (ASP #3)
RomanceEl final está cerca: Megan y Cristianno lo saben. Todos tienen un rol que interpretar. Altercados del pasado, presente y futuro se dejan de lado para luchar en la guerra definitiva. Nuevas alianzas se forjan, viejas amistades se destruyen. Regla...