Capítulo 26

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Cristianno

En los últimos días con suerte había dormido apenas un par de horas y mi cuerpo poco a poco empezaba a resentirlo. Las consecuencias del agotamiento se estaban manifestando en mi rostro con profundas ojeras debajo de mis ojos. Además, tenía intensos dolores de cabeza, la luz demasiado brillante dañaba mi vista y mi piel estaba un tono más pálido de lo normal.

El instante en el cual Megan llamó para informarme que uno de mis hermanos había muerto, reaccioné de forma automática. Debido a que no especificó de quién se trataba, no pude sentir nada remotamente parecido a la tristeza, porque hasta que no supiera el nombre de la víctima, era como si la situación no fuera real.

Me comuniqué con Kris porque consideraba que él era el más indicado para manejar las circunstancias. Le expliqué brevemente que había ocurrido un accidente y le pedí que fuera a buscar a Megan con refuerzos. Tendría que haberlo mencionado antes, pero en ese momento no fui capaz de decirle que uno de nuestros hermanos había sido asesinado.

Por lo tanto, cuando Kris entró en la antigua fábrica se encontró con el cadáver de Luca tendido en el suelo sobre un charco de sangre. Megan estaba sentada a su lado con la mirada perdida y en completo estado de shock, abrazándose a sí misma mientras lloraba en silencio.

Nuevamente, Kris actuó con la mente de un profesional y se encargó de todo.

El vuelo que tomamos en Estados Unidos salió tan tarde que no alcanzamos a ver el rostro de Luca por última vez. Para cuando finalmente llegamos al cementerio, el ataúd ya estaba cerrado y lo estaban colocando en el interior del mausoleo familiar. Escuché la ceremonia desde lejos al lado de un árbol, observando cómo las personas depositaban sus flores en el suelo de la cripta.

Cualquier otra persona se habría molestado mucho por no haber llegado a tiempo al funeral de uno de sus hermanos, pero yo que había aparecido cuando ya estaba casi terminando no sentía nada parecido a la rabia o la desolación.

Sinceramente, estaba aliviado porque al menos pude acompañar a Megan, ya que fue ella quien se llevó la peor parte de lo que ocurrió. No me sorprendía que estuviera tan mal psicológicamente, lo que me preocupaba es que no entendía la razón de su estado.

Mi compañera no era el tipo de mujer que llora sin control por la muerte de una persona. Algo tuvo que suceder para alterarla tanto, especialmente porque jamás se llevó bien con Luca, recién durante los últimos meses su relación presentó un cambio evidente.

Era un tema pendiente que tendríamos que conversar después, cuando mi compañera se sintiera mejor o al menos lo suficiente como para hablar. Todas esas cosas tendrían que esperar, porque lo más urgente en estos momentos era que la familia entera necesitaba explicaciones.

Mis padres merecían saber qué sucedió y el contexto en el cual asesinaron a su hijo.

Una vez que nos despedimos de Luca por última vez, Megan y yo salimos del mausoleo y caminamos por los hermosos jardines del cementerio tomados de la mano. No lo pedimos, pero ambos necesitábamos el contacto y calor humano que transmitía el otro. Con eso bastaba por ahora.

De regreso en la mansión, esta estaba repleta de asistentes que susurraban en voz baja en grupos de no más de tres personas. La enorme mesa estaba colocada en el centro del salón, decorada de forma recatada. Junto a la pared de la esquina había otra mesa con bandejas de comida. La zona del bar estaba colapsada por invitados que preferían ahogar las penas con alcohol.

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Ahora y siempre (ASP #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora