Megan
Nos encontrábamos en el restaurante más lujoso de Roma, sentados en la terraza del tercer piso, la cual había sido reservada completamente para nosotros. El resto del establecimiento estaba repleto, pero este lugar permanecía privado sólo para los dos. Probablemente cualquiera mataría por gozar este tipo de privilegio al menos una vez en su vida, sin embargo, para mí no significaba nada.
Mi personalidad y mi entrenamiento no lo permitían.
Mientras esperábamos a que nos trajeran la comida, analicé a Adrianno Gabbana frente a mí y al instante comencé a compararlo con Cristianno. Aunque ambos tenían el pelo negro y los ojos dorados, fuera de eso parecían no compartir ninguna otra característica, tanto física como psicológica.
Honestamente, no sabía qué debía sentir respecto a eso.
Un camarero vestido de forma elegante depositó los platos ante nosotros, sirviéndonos en la copa de cada uno el vino más costoso que nos pudo recomendar de su selección. Cuando se fue y finalmente nos dejaron solos, no me moví ni un centímetro.
- ¿Empezarás a interrogarme ahora o lo harás después de cenar?– Pregunté, inexpresiva y atenta–
- Adelante, podemos conversar mientras comemos– Indicó, restándole importancia–
- Espero que no hayas ordenado que pusieran veneno en mi plato– Comenté, alzando una ceja con sarcasmo–
- Querida, si de verdad fuera a matarte sería mucho más creativo, créeme– Respondió, sonriendo diabólicamente–
Su respuesta no me convencía, pero decidí que por ahora iba a conformarme con eso, después de todo, estaba hambrienta y para afrontar esta reunión, realmente necesitaría la ayuda del alcohol.
Durante varios minutos, lo único que se escuchaba era el ruido de los cubiertos contra la porcelana. No me molestaba el silencio, pero estaba ansiosa porque esta cena terminara lo más pronto posible. Si era sincera, no me apetecía pasar más tiempo del necesario en compañía de mi suegro.
Suponía que a Cristianno le ocurría lo mismo con su madre.
Crucé las piernas debajo de la mesa, sintiendo el roce de metal frío de la daga que mantenía amarrada en mi muslo. Probablemente algunos pensarían que era una medida un poco exagerada, pero yo consideraba que se trataba de algo básico. Además, estaba siendo humilde porque en esta ocasión sólo traje conmigo esa daga como arma, nada más, ni siquiera una pistola pequeña.
Estaba segura de que Cristianno había llevado consigo todo un arsenal.
- Entonces, te casaste con mi hijo hace un año– Comentó, aclarándose la garganta–
- Sí, eso es correcto– Contesté, asintiendo con la cabeza–
- Cuéntame, quiero saber los detalles– Pidió, bebiendo un sorbo de vino–
ESTÁS LEYENDO
Ahora y siempre (ASP #3)
RomansaEl final está cerca: Megan y Cristianno lo saben. Todos tienen un rol que interpretar. Altercados del pasado, presente y futuro se dejan de lado para luchar en la guerra definitiva. Nuevas alianzas se forjan, viejas amistades se destruyen. Regla...