Trabajando.

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—¿Estás enojada?—Preguntó sacándome de mis pensamientos.

Suspiré profundamente, no me sentía enojada pero tampoco muy feliz, al contrario parecía que Poché se iba a ir para siempre o no sé era raro.

—No, ¿Quieres ir con ellos?—Le pregunté mirando hacia sus compañeros.

Negó subiendo su pierna sobre la mía.

—Me siento extraña, te siento extraña—Habló sujetando mis manos.

—Yo te siento extraña a ti—Sujeté de igual manera sus manos, —El como reaccionaste con el mensaje de Madison me incómodo poquito.

—¿Me perdonas?, Simplemente actúe por instinto—Bajé la mirada y evalúe la situación, Poché estaba a media hora de abordar y no iba a ser nada bonito que se fuera sin estar bien así que decidí convencerme de sus palabras.

—¿Pensarás en mi?—Le pregunté en tono infantil.

—Obviamente, todo el viaje, todo el día, todos los días—Contestó sonriéndome.

—También te pensaré—Le dije besando sus labios.

Nos entretuvimos platicando un poco más hasta que Sofía comenzó a agilizar a todos los que estaban ya reunidos.

—Poché— Llamó Madison a mi chica, ya estaban por abordar.

—En un segundo voy—Le contestó poniéndose de pie.

Caminé con ella en dirección a su equipo y le di un beso más.

—Te amo—Expresé soltando su mano.

—Te amo a ti Daniela—Dijo besando de forma rápida mis labios para después correr hacía la entrada de la sala de abordaje.

Me quedé parada observando como llegaba con Sofía y Madison, a lo lejos me miró seguido de sonreírme, hice lo mismo hasta que dejé de verla.

Me di la vuelta para salir del aeropuerto, me monté al auto y conduje en dirección a la casa. Está vez el viaje lo acompañé de algo de música seguía sintiéndome extraña.



El día transcurrió como era de esperarse, raro. Poché me había escrito cuando llegaron a San Francisco y desde esa hora no tenía idea de ella.

Me ocupé de algunas cosas que tenía que solicitar para el evento que se aproximaba, además de que había planeado una reunión con Laurel para lo de su graduación.

—¿Ya me contarás qué sucede?—Preguntó la castaña una vez que finalizamos, ya era de noche y me el sueño se estaba apoderando de mi.

—No sucede nada—Intenté convencerla, aunque más que eso quería convencerme a mi.

—Ajá, lo dice Calle la distraída—Dijo sin creerme.

—Poché—Dije cerrando la computadora portátil que tenía frente a mi, —Ha actuado raro, ayer otra vez recibió una llamada que la hizo comportarse diferente, creo que me está escondiendo algo, esa idea me está provocando ser así.

—¿Y le has preguntado?

—No directamente por qué se que si ocurriera algo me lo diría, y es que es tan linda pero extraña y luego otra vez linda—Expresé pensando en mí chica la cual me estaba haciendo falta.

—Deberías preguntarle, así te sentirías más tranquila—Aseguró como si fuera lo más fácil.

—Ahorita no está aquí, y no la voy a ver hasta no sé cuándo—Dije ahora perdiendo la cabeza.

Quiéreme de una vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora