Capítulo 1-

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-Te dejo, pequeña. Adiós.

-Adiós.

Y colgó.

Estaba feliz, ya hacía más de un año, que Sandra conocía a través de internet a Martín. El chico que le gustaba, o eso creía ella. Vivían a tan solo  media hora, pero nunca se habían visto. Sandra sabía que cualquier día él le pediría una cita, para conocerse y eso le aterraba. No es que no quisiera verlo, si no que nunca había quedado con un chico a solas, ni había besado aún, a diferencia de sus amigas.

Martín y Sandra hablaban mucho por teléfono, los dos habían sido muy buenos amigos antes, y hasta hace poco, Martín le declaró que le gustaba. Esto solo lo sabía ella, y sus amigas. En el tema de amor, Sandra, no podía contar con sus padres, ellos siempre decían que hasta los 18 o más que no saliera con ningún chico. Su madre Carmen, siempre le decía que… ‘Hasta los 20 o así nada, mira yo a papá lo conocí con 22, y hasta los 26 no me casé…’ y ella siempre le decía… ‘Mamá las cosas han cambiado… estamos en el siglo XXI’ pero a ella y a su padre le daban igual.  Aun así a sus hermanas mayores sí que le dejaron salir con chicos, ¿Por qué a ella no?

Sandra miraba la pantalla de su móvil, atontada, con una sonrisilla desde que colgó la llamada con Martín, pensando en él. Hasta que sonó un WhatsApp, era su amiga Mery:

-¡Eh, tía! ¿Hoy quedamos a las 6 por Nervión, no?

¡Es verdad! No se acordaba, había quedado con sus amigas, para dar una vuelta, ya que era Viernes. Y habían tenido una semana estresada de exámenes, ya que había comenzado el primer trimestre de su nuevo curso,  3º ESO.

-Sí, a las 6 allí, enfrente del campo de fútbol. ¿Has avisado a Berta y a Carolina?

-Sí, claro ¿Qué te vas a poner?

Le encantaba quedar con sus amigas, le despejaba de toda la mierda, como ella decía. No es que tuviera buena convivencia en casa, y en el instituto tampoco es que tuviera mucha fama. Pero era feliz cuando estaba con ellas. Mery, era sin duda su mejor amiga, desde pequeña se conocían, y siempre estaba ahí para todo. A Carolina la conocía de hace mucho también, antes de entrar al instituto se hicieron las 3 inseparables, y más tarde, conocieron a Berta.

Sin duda, hace tan solo 2 meses, Mery tenía novio. Ángel, un año más mayor que todas ellas. Y a veces la notaba distante.

Casi las 5 y media, y ella aún sin arreglar, ¿Qué se ponía? No tenía ni idea. Así que cogió un pantalón corto vaquero y una camiseta de manga corta en blanca, y como no, cogió sus Vans en negras. Aún hacía calor, aunque se acercaba ya mismo Octubre. Y más en Sevilla, donde ella vivía. Llevaba el pelo suelto, le encantaba llevarlo así, además lo tenía largo, y al final del cabello se le formaban algunos rizos, tenía el pelo castaño oscuro, al igual que sus ojos, y su piel. Era bastante delgada, y de estatura normal. Era guapa, pero ella siempre decía que se odiaba, y sus amigas siempre se enfadaban con ella, por decir eso.

-¿A dónde vas? –le preguntó su madre, mientras salía de su habitación.

Vivía en un piso, con 4 plantas, ella vivía en el 2ª. Era un piso no muy pequeño, ni grande. Antes cuando vivía su hermana mayor Sara, tenía que compartir habitación con su otra hermana menor Verónica. Pero cuando Sara se marchó a Madrid a terminar su carrera de abogada, su hermana Verónica se quedó con su habitación y ahora ella dormía sola. A la entrada de su casa, encontrabas un pequeño salón, era acogedora y luminosa, a su derecha una pequeña terraza, con vistas a la ciudad. Siempre que salía a ella, se podía oír los ruidos de los vehículos que pasaban por las carreteras, y la gente andando de un sitio para otro, normal era una ciudad. A la izquierda del salón había una pequeña cocina, y al fondo 3 habitaciones  y un cuarto baño amplio.

-He quedado con mis amigas, para dar una vuelta. –dijo Sandra a su madre.

-¿Por dónde?

-Por Nervión Plaza.

-Ah, pues no os vayáis de allí, y no vengas tarde.

-Vale. –contestó y salió disparada de la casa.

Ya estaba acostumbrada a las preguntas y sugerencias de su madre y estaba un poquito harta. Siempre la tenían vigilada y controlada. Que si no se fuera lejos, que si un sábado más tarde de las 11 no, que siempre tenía que recogerle su padre en coche, para no venirse sola…

Ya no era una niña, tenía 14 años, ya sabía ella por donde tenía que ir.

Llegó puntual como siempre, ninguna de sus amigas estaba allí aun, miró su reloj, era casi las 6,  tenían que estar al llegar. De repente vio pasar a Ángel (el novio de su amiga, Mery) con sus amigos.

‘Tierra trágame’ pensó. Entre ellos vio a un chico de estatura normal, muy moreno, con unos ojos muy negros, era guapísimo. No sabía cómo se llamaba, ni tampoco lo veía mucho por el instituto, deberían ser mayores que los otros o algo. Al verlos pudo comprobar que  atrás venían Mery, Berta y Carolina. ¿Venían con ellos?

Sandra no entendía nada, y pensó lo peor. Creo que esa tarde no iba a estar ella a solas con sus amigas, al parecer tenía ‘pajaritos’ como su padre decía a los chicos, acompañándolas.

Nunca oí tu 'te quiero'.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora