47 (narrado)

1.3K 91 38
                                    


Otro dia más andando al campus.

Tarde, como siempre.

Una vez llegó, camino tranquilamente por los pasillos hasta llegar a mi casillero. Saco el libro de matemáticas y camino a clases.

Después de que la profesora me regañara por llegar 20 minutos tarde, me siento en mi sitio de siempre, es decir, al fondo de la clase.

— ¡Psst! - escucho un susurro en mitad de la clase — Aquí- vuelvo a escuchar una voz llamándome.

Empiezo a buscar por toda la clase hasta que veo a Priscila haciéndome gesto raros, en la tercera fila junto a Gemma, quien estaba muy concentrada en la materia.

La saludo y intento seguir la clase pero me he imposible captar algo de la potencias numerales.

Creo que ha ido mala idea dejar de ir a clases particulares con Nash...

Quizás vuelva a ir...

Espero tranquilamente metidas en mis pensamientos a que toque el timbre de fin de clase.

Una vez suena, recojo mis cosas y salgo disparada de la clase.

— Señorita, ¿A donde vas tan rápido? - empieza a caminar junto a mí,Priscila.

— Fuera de esa clase de infierno- digo riéndome.

— Pues a mí me gustan las matemáticas- llega Gemma.

— Tú eres una empollona- se burla Priscila de ella a lo que Gemma la mira mal —Por cierto, este fin de semana haremos una fiesta en casa con los Jacks y sus amigos obviamente estás invitada- comenta.

— Si, iré encantada- sonrió.

— Bueno nos vamos que tenemos clases de química ¿qué tienes ahora?- pregunta Gemma una vez llegamos a los casilleros.

— Ciencia- resopló — Después nos vemos- digo mientras ellas se van.

Saco mis libros del casillero.

— Hola guapa- dice alguien haciendo que pegara un brinco del susto.

— ¿Estas mal de la cabeza o que? - gruño.

Veo a un chico alto con ojos claros y pelirrojo sonriéndome pícaramente.

¿Y quién es este ahora?

Baja esos humos, fiera- me guiña un ojo.

— Déjame en paz si no quieres que esta fiera te rompa tu cara- lo miro mal.

— No romperás la cara a tu futuro esposo,nena- dice acercándose a mi.

— Aléjate, pesado- digo intentando apártale pero tenía más fuerza que yo.

— ¿Y si no quiero? - dice agarrándome de la cintura y apegándome a él.

— Te las verás conmigo, imbecil- dice una voz detrás nuestra.

Nash.

— ¿Y tú quien eres para meterte en cosas que no te incumbe? - ríe irónico el pelirrojo y me suelta para girarse a Nash.

— Su novio- contesta Nash dejándome perpleja.

¿¡Qué acaba de decir?!

El pelirrojo nos mira en silencio varios segundos.

— Okey, cuídala si no quieres que te la quite- habla el chico y se va dejándonos a Nash y a mí solos.

— Gracias Nash- agradezco.

Nash me mira furioso y sin decirme nada me agarra del brazo y me lleva hasta la habitación del conserje.

— ¿Pero qué te pasa?- le digo molesta.

Parpadeo un par de veces ya que la habitación apenas había luz, solo podía ver la silueta de Nash muy cerca de mi.

— No quiero verte cerca de ese inútil ¿entendido? - gruñe.

— No eres nadie para exigirme ¿sabes? - respondo borde — Además ni siquiera sé quién es- explico.

Es un idiota eso es lo que es- dice con asco.

— Si, ya me di cuenta- concuerdo — pero una cosa que te voy a decir, no vuelvas a exigirme nada. Si me acerco a ese chico o a cualquier otro no es de tu... - empieza a decir pero la boca de Nash sobre la mía me impide continuar.

Nash me acerca a él y toma mis cadera y me sube a su regazo pegando mi espalda a la pared, se separa de mi boca y me besa en el cuello, siento como con su mano libre acaricia mis piernas.

Deja de besar mi cuello y vuele hacia mi boca y le doy permiso para que acceda su lengua convirtiéndose en un beso apasionado.

Sube sus manos hasta mis pechos y empieza acariciarlos lentamente, me sorprendo por su acción y jadeó como respuesta.

Él me besa tan intensamente que no deseo los labios de nadie más, mi corazón se acelera y mis  piernas no dejan temblar.

Escucho sus  jadeos mientras me besa y su respiración cada vez mas rápida. Mete su mano debajo de mi camisa y las conduce hasta mi sostén, se entretiene varios minutos ahí hasta que las intenta meter debajo de este pero antes de que lo hago me separo de él bruscamente.

— ¿Qué pasa? - dice con voz ronca.

— Que esto es un error ¿no?- respondo irónica acordándome de la otra vez.

Nash guarda silencio, solo puedo percibir la respiración agitadas de ambos.

Lo escucho maldecir y resoplar.

— Tienes razón- dice y se va.

Siento como mis ojos empiezan a aguarse y es ahora cuando me doy cuenta de que Nash me vuelve loca y me hace daño, mucho daño.

I'm Athéna >> Nash GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora