Athéna es una chica ambiciosa, terca, bromista, algo torpe y vengativa entre otras...
La vida le ha echo así, sus padres la abandonaron desde muy pequeña y gracias a su familia adoptiva no le fue tan mal pero el abandono de sus verdaderos padres sie...
— ¡Nos vamos! - grita Logan cogiendo las llaves del coche.
— Tened cuidado, mis amores- grita mi madre desde la cocina, hoy tendrían una cena con unos nuevos vecinos.
— Vigila a tus hermanas - dice papá a Logan.
— Papá... - me quejo algo avergonzada.
Una vez Lisa baja con Cameron, salimos de casa y caminamos a mi coche aunque hoy conduciría Logan.
Me monto de copiloto, y detrás Cameron y Lisa. Antes de ir a casa de las chicas iríamos a recoger a Shawn pues Matt y Taylor se fueron antes sin avisarle.
Pobre Shawnie...
— Dais asco- digo bromeando al ver por el espejo del coche como Lisa y Cam se besuquean.
— Pura envidia- replica Lisa sonriéndome.
Le saco la lengua en forma de burla y me concentro en observar por la ventana.
Veo como el paisaje se derrite en el horizonte, el sol desteñido muere de a poco. Miro al cielo y se ilumina la noche que viene acercándose para desmenuzarnos con su belleza.
Miro de nuevo y ahí esta la luna desnuda mirándome, como desprevenida.
— Hola, chicos. Gracias por recogerme. Los c*brones de Tay y Matt se van a enterar- dice Shawn montándose en el coche. Me giro y le sonrió.
De lo poco que le conozco me ha demostrado lo buen chico que es y sobre todo lo buen amigo que es.
— Huelo a broma- me digo a mi misma y veo como Logan me mira de reojo y sonríe.
Hace tiempo que no hago ninguna de mis bromas...
Creo que ya va siendo hora.
— Shawnie, estas ante la experta en bromas, si quieres te ayudo- digo mirándolo malignamente.
Shawnie me mira intentando hace una cara perversa pero es Shawnie, en el nada es perverso.
— Aceptó- contesta y sonrió contenta.
En trayecto me pongo a pensar en planear la broma, son muchas en mente.
Una vez llegamos, puedo divisar el coche de los Jacks en el jardín de la gran casa.
Es un palacio vaya.
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Caminamos hasta la puerta y pegamos. Derrepente aparece un hombre muy alto y delgado vestido de negro.
— Adelante, os están esperando en la sala de reuniones- dice el hombre. Pasamos en silencio y se me cae la mandíbula al suelo a ver la casa por dentro.
