Capítulo 1... Suga...

14.8K 669 65
                                    

—Bien, señorita Lee. Le mostraré su nuevo salón de clase.

La directora del colegio se levantó de su asiento, tras finalizar el papeleo de transferencia y se dirigió a la puerta de la oficina.

—Por aquí, por favor —indicó sonriendo, a lo que asentí y respondí de igual forma.

La seguí sin decir palabra alguna. Sostuve con ambas manos las correas de mi mochila, casi a la altura de mis hombros para, de alguna forma, sentirme segura mientras hacía pucheros tontos por lo aburrida que estaba.

«Hoy es un nuevo día para ti, Brooklyn. Te has transferido de colegio. Debe ser un nuevo comienzo... ¡Vamos, Brook!... Tu puedes hacerlo » Pensé, con la intención de darme ánimos, fracasando por completo.

De mi boca sólo salió un pequeño suspiro lleno de pesadez, el cual esperaba que la directora no hubiese escuchado. Continuamos por el pasillo de los salones de clase.

—Mañana le serán entregados sus libros de texto —explicó tranquila, interrumpiendo el silencio incómodo que suelo crear con la gente a mi alrededor.

—Está bien, gracias —respondí amablemente y fingí una sonrisa.

Era buena en ello. Estaba tan acostumbrada a dar una buena impresión.

—Dígame, ¿Por qué decidió transferirse? Tiene excelentes referencias de sus antiguos colegios y sus padres parecen ser grandes empresarios, ¿no es así? —preguntó, dejando escapar un poco de curiosidad real en sus palabras— ¿Por qué decidir cambiarse a mitad del año teniendo tan buenas calificaciones?

— ¿Mis padres?... Hum, lo son. Grandes empresarios, eso creo —asentí de nuevo, no muy concentrada en mi respuesta; diciéndola casi de manera inercial. 

Supongo que nunca me he sentido lo suficientemente orgullosa de ello. Vaya, eran sus logros no los míos.

—Nos hemos mudado... —«otra vez», añadí, suspirando pausadamente—. Tuve que transferirme una vez más por comodidad —confesé; soltando aquella declaración tan rápido, sintiendo como si  fuese un gran peso dentro de mi cabeza. 

¿Por qué? No lo sé, incluso sólo sentí la necesidad de hacerlo.

—Parece que eso no le agrada del todo... — «¿Fui demasiado obvia? Demonios... Esa no fue mi intención»

—En gran parte —respondí sincera. Si ya lo había dicho debería intentar remediarlo—. Claro que mis padres no están conmigo mucho tiempo y para convivir más, tengo que sacrificar algunas cosas, como el colegio. No importa si no es lo que quiero, ni tampoco el mejor de todos, es decir, no se ofenda, pero... esa clase de cosas se hace por la familia, ¿no? —cuestioné encogiendo los hombros. Eso había pensado siempre.

La directora me miró sorprendida, un tanto pasmada e indignada por lo que acababa de decir; incluso un poco presionada por encontrar una respuesta adecuada para mí. No hacía falta, siempre había sido mi decisión.

— ¡Ahora vas a ver! ¡Tendrás el castigo que te mereces! ¡Avance rápido, señor Min! —oímos los gritos de alguien molesto al otro lado del pasillo, parecía ser un profesor. Lo digo por su tono de voz tan autoritario y la madurez en ella.

Acerté, era un profesor. Él cual giró en nuestra dirección y se acercó lentamente a nosotras. ¡Sorprendente! Traía a un chico inmovilizado con una especie de esposas estilo medieval.

Una especie de cepo bastante sencillo, constituido por un resistente tubo de metal sobre los hombros del chico, con gruesas sogas a cada extremo que le aprisionaba las manos cual crucificado y funcionaban igual que una vara de control para animales callejeros.

Me asusté bastante ante este hecho, pues si así oprimían a los estudiantes para después castigarlos, no me daban ganas de saber el castigo.

—Directora Kim, el señor Min ha causado grandes problemas de nuevo —dijo el profesor jalando al chico para que afrontara directamente a la directora

— ¡¿De nuevo usted, señor Min?! —se quejó ella en un tono cansino, como hastiada de lo mismo— ¿Qué clase de castigo vamos usar con usted para que entienda finalmente?

El chico puso los ojos en blanco con una expresión igual de fastidiada y tan acostumbrada a los gritos de la directora; con lo que adiviné que no le importaban en lo absoluto los regaños, ni los dichosos castigos, pero yo... ¿yo que seguía haciendo ahí?

Sólo me encontraba a un lado de la mujer con autoridad, observando todo el espectáculo un poco asustada.

En segundos, el chico se percató de mí y me miró fijamente...

Me analizó de pies a cabeza, haciendo que saltara un poquito en mi lugar. Peligro, era lo que representaba ese chico.

Con lentitud mordió su labio inferior y me sonrió... Un escalofrío recorrió mi espina dorsal.

—Llévelo a detención, profesor Choi —suspiró haciendo que tiraran del chico lejos de nosotras—. Quizá no es el mejor colegio, señorita Lee pero al menos, tenemos un estricto código sobre el respeto a las reglas.

Do you wanna know? -BTS-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora