Do you wanna know? -BTS-

Capítulo 24... Suga...

Fue un poco patético, la verdad. Imaginarme una vida con YoonGi después de lo que ocurrió, además de que era una clara violación a nuestro acuerdo.

Sin embargo, después de que me ayudara con mis padres, no pude evitar sentirme atraída por esa faceta de chico maduro que mostró delante de todos.

Habló con mi padre durante algunos minutos afuera y después papá me contó que tenía una reunión importante en la empresa, por lo que tuvo que irse. No pude despedirme.

Fue también en ese pequeño lapso de tiempo, que mi madre me contó que Hoseok era el hijo de su jefe, que lo había visto en algunas juntas y que muy en contra a lo que habíamos hablado, él llamó a mi puerta y preocupó a mis padres.

Tuve una severa llamada de atención por escapar así y un castigo, aunque el enojo se les fue muy pronto a mis padres, porque después parecieron un par de fangirls preguntando cómo conocí a cada chico y apoyando una relación inexistente con cada uno de ellos.

Mamá decía que debía esforzarme para ser novia de Hoseok, porque era un lindo chico y parecía muy preocupado por mí en la mañana; en cambio papá sólo hablaba de que YoonGi era una mejor opción, que me convenía más y había hecho bastante por mí todo ese tiempo.

Subí a mi habitación con el rojo hasta mis orejas y grité cansada de tanto parloteo. Me lancé contra mi cama y me cubrí con una almohada sumamente avergonzada. Si tan sólo supieran lo que acaba de acontecer con Min YoonGi.

— ¿Por qué hablaste con mis padres? —le pregunté una vez que contestó su teléfono.

—Brook —pareció aliviado al fin. Se me hizo un gesto muy lindo aquel suspiro—. Porque estaba preocupado. Esperé por ti durante al menos treinta minutos hasta que se me hizo tarde. Luego subí para saber si te pasaba algo y entonces tu madre dijo que no habías llegado la noche anterior, ¿sucedió algo?

—Nada importante —contesté entonces. «Sólo dejé de ser virgen. » Claramente no se lo dije, esas eran cosas que se le contaban a una amiga, no a un amigo; al menos no a uno heterosexual—. Escapé por un momento. Necesitaba saber algo sobre mí.

De alguna manera fue como mirarme a un espejo, conocer aspectos y sensaciones que no sabía estaban ahí. Conocer el lado cálido y también lo cruel que puede llegar a ser el amor. Saber que había espacios en blanco, aunque siempre quise negarlo.

— ¿Y funcionó? —preguntó curioso.

—No... —suspiré profundamente—. No logré reparar lo que estaba roto y no llené lo que pareció estar siempre vacío.

«Cuando dos espíritus solitarios se encuentran, no siempre se marcha la soledad... »

—Eso suena terrible, ¿quieres hablar al respecto? —negué con la cabeza, como si él pudiera observarme y al percatarme, negué en la bocina—. Sea lo que sea que esté ocurriendo, Brook. No lo guardes por completo. Duele más, si lo dejas lastimar desde dentro.

Y tenía razón. Todo este tiempo sufrí por las barreras que construí para que nadie se acercara y me dejara sola de nuevo. No amigos, porque terminaría dejándolos.

—Está bien, Hoseok —sorbí la nariz, cuando me di cuenta que quedé pasmada frente a la ventana de mi habitación, esperando que la luz de aquel vecino guapo estuviese encendida—. No te hablaba para eso —al menos no sonaba como si me encontrara llorando—. Sólo quería agradecerte por preocuparte por mí.

— ¿Hablas en serio? —pareció entender la situación y dejó el tema sanjado. Escuché su sonrisa, si las sonrisas llegaran a tener sonido—. Mejor háblame cuando quieras invitarme a uno de esos viajes improvisados, que suenan tan divertidos y alegres —había un poco de sarcasmo en su voz. Reí suavemente—. Sé de algunos lugares y no sé si te he dicho esto, pero tengo una motocicleta. Será más fácil y seguro llegar a cualquier lugar.