A la mañana siguiente, me sorprendió mucho el hecho de que no me costara en absoluto despertar y alistarme. Creo que nunca había ocurrido en mi rutina diaria para ir a clases.
Incluso cuando salí de casa, encontré que todo era más tranquilo y relajado, si no estaba presionada por llegar a tiempo.
Caminé despacio por los desérticos pasillos del colegio e intenté no hacer mucho ruido al avanzar, ya que a veces me molestaba el barullo que los estudiantes ocasionaban por todo el recinto.
Finalmente frente a la sala de clases me detuve, ya que justo la única persona que había llegado antes, era a la que menos quería encontrarme.
Increíble. Rodé los ojos y bufé, aún molesta por lo de ayer.
Al menos está dormido... pensé, dándome ánimos para entrar y sentarme en mi lado del escritorio.
Sabía que si prefería ir hacia otro lugar, probablemente me encontraría con alguno de sus amigos, que tampoco me agradaban en lo absoluto.
Con mi intento de hacer el menor ruido posible me senté despacio, luego busqué mi teléfono dentro de mi mochila para leer un poco pero en cuanto retomé la buena postura sobre mi asiento, YoonGi ya me estaba observando como un gato, en esa posición tan famosa que tiene Wonka con curiosidad. Su mano sosteniendo su cabeza sobre el escritorio y mirándome de costado.
— ¡Cielos! —exclamé asustada, puesto que me tomó sumamente desprevenida su cambio de posición en segundos y sin ruido. Suspiré intentando ignorarlo, abriendo mi aplicación en la parte donde lo había dejado.
Oh, sí... Harry estaba por decirme que era el amor de su vida...
Cuando unos dedos largos y pálidos bajaron mi teléfono, temí por lo que iba a suceder. YoonGi no me había hecho nada en lo absoluto, salvo mirarme de esa manera que me puso sumamente incómoda el primer día, no obstante, si reaccionaba igual de violento que su amigo Hoseok, estaría muerta sin duda.
Esos chicos no parecían encontrar diferencia entre su trato a una mujer o a un hombre y las manos con hematomas por la evidente sanción del día de ayer, eran una muestra de lo peligroso que apuntaba ser ese chico.
—Cuando llegas al aula se acostumbra decir "buenos días" —comentó con una sonrisita burlona y autosuficiente en sus labios. Algo así como un bravucón lo haría—. Te mostraré. Yo digo, "buenos días, Brooklyn". ¿Entonces tú respondes...? —ese tono de voz, invitándome a completar la frase como si fuese una niña de preescolar.
—Buenos días, YoonGi... —mascullé molesta. Sólo no quería tener problemas.
— ¡Muy bien! —pareció sumamente complacido—. Siendo tan bonita, esperaba que tuvieras mejores modales pero ya veo que no... supongo que por ello te gusta escuchar y quedarte a ver conversaciones ajenas ¿Cierto? —eso fue un balde de agua fría sobre mi cabeza «¿Lo dice por lo de la oficina?» — ¿Cómo está tu papá? ¿El cambio de oficina le ha sentado bien? Me enteré que está trabajando directamente con nuestra compañía ahora... ¡que oportuno ascenso!...
Mis ojos se abrieron por completo y sentí que me mareaba por un momento, aunque sólo era la impresión. ¿Cómo demonios sabe eso? ¿Cómo obtuvo toda esa información?... ¿Su compañía?... ¿YoonGi tiene una compañía? ¡¿Es dueño en la que trabaja mi padre?!
—Muy bien, preciosa. Creo que comprendes nuestra posición... —sus dedos tomaron mi mentón con descaro y fingida delicadeza. Enseguida me alejé. Él se rió—. Las cosas están así... ¿Ves esa lista? —señaló una hoja de papel pegada en un pizarrón de anuncios dentro del salón de clase. Sólo podía ver que la hoja tenía una tabla aunque mi visión no era excelente para leer de qué se trataba desde la distancia donde estaba—. Es una lista de alumnos y deberes que debemos cumplir para mantener el colegio en perfecto estado, ya sabes... facilitarle al intendente su trabajo y ser más responsables según la directora —había desacuerdo de su parte y me le quedé viendo, sin comprender bien a dónde quería llegar—. No frunzas el ceño, preciosa... o ya no lo serás tanto como ahora... —Diablos. Odiaba tanto esos adjetivos y esa actitud tan molesta— en fin, cuando me corresponde nunca los hago. Hay varias razones para eso y las sanciones realmente no me importan tampoco, pero ahora que tengo finalmente un compañero de escritorio, creo que sería interesante que tu las hicieras por ambos.
Mi boca entonces se abrió con indignación ¿Cómo demonios se supone...?
— ¡¿Qué?!... ¡¿Por qué?! —refuté enseguida.
Él solamente acercó su índice a mis labios para silenciarme y lo hice enseguida por la cercanía. Y por lo olvidado que tenía ese chico el término "espacio personal".
—Porque de no hacerlo, quizá tú papi ya no trabaje más para nosotros... —acarició mis labios ligeramente y lo alejé con mi palma como si una mosca me estuviera molestando.
—No te atreverías —entrecerré los ojos con desconfianza.
—Desafiame —sonrió.
—No sería justo y mucho menos honesto —susurré.
No quería que mi padre perdiera su empleo por algo tan estúpido como el capricho de un chico.
—Quien tiene poder puede hacerlo, preciosa. Así que, ¿Por qué no comienzas a limpiar el pizarrón y a colocar la fecha de hoy?
Molesta me levanté de mi asiento y algo humillada me dirigí a la pizarra para hacerlo.
Quitar las manchas de los marcadores tenía que hacerse con alcohol y eso estaba guardado dentro del armario del salón de clase.
—Muy bien, preciosa. Estirate más y déjame ver tus piernas.
Gruñí cerrando los ojos por lo descarado que resultaba ese chico.
Genial. Lo que me faltaba. Ser bulleada por Min YoonGi.
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Do you wanna know? -BTS-
Fiksi PenggemarUna chica nueva. Un chico problemático. Una mala e inestable combinación. «Te diré "te amo", si eso es lo que necesitas...» Él no es el típico chico malo y ella no es la típica chica que intentará hacerlo cambiar. "No eres lo que ella merece pe...