De acuerdo, ambos arcángeles, podían usar sus majestuosas alas para llegar hasta Irlanda volando. Cam y Azafeth podían viajar a través de la oscuridad. Mientras tanto, yo simplemente ponía pensar cuánto me gustaría poder tener algún poder sobrenatural y no depender de un avión que tardaría horas en volar hasta Europa.
Me siento patética e inútil.
Uriel nos comenzó a indicar que debíamos hacer cuando salimos del campus y volvimos a entrar al bosque embrujado.
—Bien, no se separen. Lo mejor es que estemos unidos por si nos atacan.
El collar brillo, a lo que Uriel lo miró con ojos interrogantes.
¿Por qué miraba tanto el collar? ¿Por qué el collar brillaba más cuando Uriel hablaba o estaba cerca?
Necesitaba respuestas.
—Diana, puede que después del viaje te sientas algo mareada. No debes preocuparte, luego se va la sensación —dijo Azafeth poniendo su mano en la parte baja de mi espalda.
Sentí náuseas, mariposas y algo de miedo. Y no precisamente por lo que dijo del viaje.
–De acuerdo –pude decir sin que la lengua se me trabara.
Cam llevaba, literalmente, arrastrando a Reyna por uno de sus brazos y Remiel se burlaba del porque las mujeres usaban tanto maquillaje y tardaban tanto en darse una ducha.
—Con que no quedemos sobre un monumento de cinco metros todo estará bien —respondí al moreno, mientras él se encogió de hombros–. ¿No quedaremos sobre un monumento de cinco metros, verdad?
Azafeth sonrió, –No puedo prometerte nada.
Por otro lado, Cam se quejaba de que el cuerpo de la chica pesaba mucho. Su mejor amigo frunció sus cejas.
—Que mal, porque tú eres el que debe llevarla. Yo llevaré a Diana. —Cam empezó a quejarse más, en un idioma raro, y Azafeth rio amargamente —. ¿Tienes alguna mejor idea?
El rubio dejó de quejarse negando con su cabeza y siguió arrastrando a Reyna.
—Bueno, es hora de irnos —murmuró Uriel, haciendo que la piedra respondiera con un brillo. Miró por unos segundos el collar y luego se fue junto a Remiel.
Me preguntaba si alguna vez un ángel utilizó a Ahmm. La forma en la que Uriel miraba con nostalgia la piedra me hacía cuestionarme muchas cosas.
—Diana, vamos –espetó Azafeth tendiéndome su mano, para que luego todo se tornara oscuro en cuanto la tomé.
Acaso no se cansaban de dejarme ciega? Estaba empezando a ser humillante y estresante.
Mantuve los ojos abiertos durante un buen tiempo, hasta que sentí un dolor desgarrador en mis brazos y piernas. Miré la mancha borrosa a mi lado. Azafeth miro mi muñeca y puso cara de sorpresa. Había una marca enorme que cubría parte de mi mano también, él me acercó y dejó que nuestros cuerpos se tocaran. Deje de respirar por unos minutos, diciéndome a mí misma que esto era lo más cerca que podía estar de él, así que no debía arruinarlo.
Sentí un olor a quemado, dirigí mis ojos a Azafeth. Su pecho tenía la marca de la piedra, vi como empezaba a humear su camiseta.
Recordé que Cam había dicho que la piedra estaba bendecida, pero al moreno no parecía importarle que la piedra de mi cuello lo estaba quemando.
Guardé el collar en el bolsillo de mi pantalón y Azafeth soltó un suspiro.
—No hacía falta que la guardaras —murmuró mientras me miraba, sentí arder mis mejillas.
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Empíreo (Celestial 1#) ✔
Fantasy༺Libro uno de la saga Celestial༻ «Diana, una joven universitaria como cualquiera otra, con dos mejores amigos un poco locos, empieza a presenciar sucesos que le harán ver que no era para nada ordinaria. No era una chica normal, no era quien creyó se...