21. VICESIMUM PRIMUM

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—¿Te sientes bien? —me preguntó Azafeth tomándome de la cintura.

Aún no me acostumbraba a estos viajes por la oscuridad.

—Sí —contesté casi sin voz.

La garganta se me había secado gracias al susto que me había dado, ni siquiera me había avisado que íbamos a viajar, solo lo hizo y ya. No me gustaba que me tomaran desprevenida.

—¿Estamos todos? —preguntó Eldric mirando a Cam, que había aparecido con Reyna y Samid.

Eldric había abierto un portal para que pasaran él y Caeli. No sabía por qué, pero esa chica no me daba buena espina. Incluyendo la manera en la que miraba a Azafeth y se pegaba a él como una necesitada. Por supuesto, él la ignoraba olímpicamente y le recordaba que tenía novia. La chica me miraba un poco enojada y se iba, junto a una Reyna que tampoco le agradaba tenerla cerca.

—Sí, estamos todos —respondió Azafeth aun con su mano en mi cintura, Eldric asintió y nos indicó que lo siguiéramos.

Estábamos en Miami, la tarde estaba cálida y a la vez fría, haciendo que se me revolviera el estómago. Nunca había estado antes ahí y me sentí desanimada al saber que no disfrutaría mucho el lugar.

Azafeth me miró y pasó su mano por mi mejilla.

—¿Tienes frío? —preguntó con voz dulce.

No culpaba a Azafeth de mis desgracias, pero algo me decía que si él no se hubiera cruzado en mi camino no hubiera estado pasando por esto. En parte estaría ya muerta, sino fuera por él se había plantado y esmerado en protegerme.

Ahora que sabía los riesgos y líos en los que podía meter, no debía rendir tan fácil.

—Estoy bien —le dije viendo como él me daba su abrigo.

Eldric se detuvo frente a una casa cerca del centro, parecía algo desgastada y mugrienta, pero al chasquear sus dedos se volvió normal y limpia. Sobretodo, más amplia y enorme, justo como a él le gustaba.

—Si dejo la casa a la vista de los demonios será blanco fácil. Entren, por favor —dijo avanzando hacia la puerta.

Samid y Reyna lo siguieron sin rechistar, Caeli avanzó detrás de los gemelos y se perdió dentro de la casa. Miré a Cam y Azafeth.

—¿Estaremos a salvo ahí dentro? —preguntó el rubio frunciendo las cejas. Lo veía algo alegre y con un aura de paz, tal vez se debe a que habló con Shawn ayer—. Quiero irme a casa.

Sabía que se refería a nuestro hogar, en Phoenix. Podía decir lo mismo, extrañaba mucho a Lola y Shawn, me preguntaba cuando los volvería a ver. Además, también extrañaba a Yoo y Stacy, de quienes tampoco había sabido mucho las últimas semanas. Me preguntaba si sus hijos serian hermosos si se llegaran a casar.

Formar parejas era mi segunda especialidad, después de matar demonios.

Esperaba que todos estuvieran bien.

—También yo. La tranquilidad y paz me llaman a gritos —dijo Azafeth entrando a la casa, Cam y yo nos miramos confusos.

Ninguno de los dos respondió, solo nos limitamos a seguirlo dentro de la casa. Ésta era acogedora, a pesar de solo tener un piso y al menos cinco habitaciones, nadie podía quejarse.

Eldric estaba en la cocina cuando entramos, así que Cam avanzó y se perdió dentro de ésta.

—¡Guau, que enorme estufa! —expresó con alegría.

Cam ya se había perdido, ahora viviría en el lugar que más le gustaba; miré a Azafeth que reía mientras se sentaba en el sofá. Caeli estaba más allá sentada, con Reyna de pie junto a ella, pero ninguna se miraba.
Era como si no soportarán estar cerca de la otra.

Empíreo (Celestial 1#) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora