Mentiría si dijera que llegamos a Irlanda en el segundo salto. No sé qué sucedió exactamente, pero estaba casi segura de que eso dónde aparecimos definitivamente no era Irlanda.
Azafeth estaba muy cansado, tuvo que hacer muchos saltos después del de España, además Remiel tenía un ala herida y Reyna seguía maldiciendo a todos por haberla secuestrado.
—¿Cómo demonios es que llegamos hasta China? —preguntó Cam.
Habíamos aterrizado de la peor manera.
Reyna estaba tirada sobre Cam, quién la quitó de un empujón. Remiel había aterrizado sobre un tejado, por eso su ala estaba así. Uriel estaba tambaleándose en un muro y Azafeth estaba de pie, había caído con gracia y muy ágilmente, haciéndonos ver a todos como unos tontos. Mientras tanto, yo había caído de rodillas y a pesar de tener jeans me raspé todas las rodillas en la caída.
Azafeth tomó mi brazo, poniendo su mano debajo de éste, y ágilmente me puso de pie en menos de tres segundos. Una sonrisa tímida fue mi agradecimiento, mientras él me decía que las heridas se curarían. Reyna bufo fastidiada y cruzó sus brazos.
—El problema es quien nos hizo llegar —espetó Remiel molesto, mientras bajaba al suelo entre muecas de dolor. Su ala estaba algo roja, y supe que podía ayudarlo gracias a mis clases de Curación. Aves, reptiles, cualquier tipo de animal era lo que más veía y estaba segura de que podía curar su ala lastimada en unos minutos.
—Remiel, ¿te importa? —le pregunté alzando mi mano. Él negó y se sentó a mis pies.
Mientras Reyna seguía insultando a todos, me encargué de revisar el ala de Remiel. Sus plumas eran demasiado suaves y majestuosas, por desgracia su ala estaba sangrando y al tocarla, la sentí algo hinchada. Hice una mueca junto con el ángel.
—Esta hinchada, no se rompió ningún hueso, pero necesito algunas vendas —dije mirando a todos sobre mi cabeza.
Uriel miró a Azafeth.
—Bueno, debemos buscar otro lugar seguro. Azafeth y Diana pueden quedarse aquí con Remiel, mientras Cam, Reyna y yo vamos por un botiquín de primeros auxilios.
El chico ángel parecía tener todo bajo control.
Los tres mencionados se alejaron de nosotros, así que Azafeth me ayudó a alzar al chico y dejarlo bajo la sombra de un árbol. Note que donde estábamos no parecía ser una ciudad. Había casas pequeñas y muchos árboles, jardines y conejos saltando por ahí, pero a miles de kilómetros se notaban los altos edificios y un denso aire que parecía humo.
—Cerraré un rato los ojos —murmuró Remiel poniendo su espalda en el tronco del árbol–. Llamen por si quieren matarnos.
A los segundos ya estaba roncando, Azafeth lo miró por un rato y luego rio amargamente. ¿Cómo este chico podía ser grosero y amargado, pero a la vez gentil y lindo?
Tal vez tiene trastorno bipolar.
—¿Cómo era todo antes? Antes de que llegaras aquí... —susurre mirándolo.
Su mirada estaba perdida en las montañas que se veían a lo lejos, pero no dejaba a de intimidar; sus manos estaban sobre sus rodillas y su espalda algo arqueada reposaba en el tronco del árbol. La postura que su cuerpo transmitía era de: No te me acerques a menos que quieras morir.
Suspiró silenciosamente y me miró, debatiéndose internamente en sí contestarme o no.
—Un demonio que quería ser bueno. El amor te vuelve loco, poco después no diferencias que está bien y que está mal. Me desterraron del infierno por algo complejo y peligroso: amor —contestó como si eso le quemase cual ácido.
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Empíreo (Celestial 1#) ✔
Fantasy༺Libro uno de la saga Celestial༻ «Diana, una joven universitaria como cualquiera otra, con dos mejores amigos un poco locos, empieza a presenciar sucesos que le harán ver que no era para nada ordinaria. No era una chica normal, no era quien creyó se...