XV

1.3K 68 10
                                    

Me despierto por las constantes caricias que recibo de parte de él. Unsa sonrisa se planta en mis labios, pero el no la puede ver por que estoy dandole la espalda.

—Se que estas despierta—dice, me sonrojo al instante y me voltea con plena delicadeza. Me mira, su semblante parece más joven al estar relajado, parece de mi edad en realidad—Eres hermosa cuando te sonrojas, me encanta provocar esto en ti—dice acariciando mis mejillas con delicadeza—¿Como amaneciste?—me reviso mentalmente antes de darle la respuesta, quiero ser honesta completamente para darle un indicio de que él también lo puede ser conmigo.

—Honestamente, un poco adolorida.

—Tranquila se te pasará, eso es uno  de los  simples resultados de las pequeñeces que pienso hacer contigo.

Al decir eso me sonroje aún más. Se acerco a mi y me beso tiernamente. Estuvimos un buen tiempo así hasta que mi cuerpo me gritaba a gritos que tenía necesidades que hacer. Me aleje de él provocando que él Frunziera el seño en desacuerdo.

—Perdón, necesito ir al baño—su seño se relajo ante mi respuesta. Al intentarme levantar me di cuenta de que estaba completamente desnuda y que debajo de mi había una gran macha roja producto de lo que hicimos ayer. Me sonroje no lo podía creer que esto ya había pasado en mi vida.  E quede mirando la macha roja hasta que él me paso su suéter.

—Toma, se que aún no te sientes cómoda desnuda delante de mi.—cogí el suéter suyo que me extendía y me lo puse. Salí de la cama comenzando a sentir vergüenza por la mancha roja que había dejado en la cama. Entre al baño y hice mis necesidades. Cuando terminé me mire al espejo y veía diferente mis ojos brillaban aún más. Me sentía sexy usando su suéter me llagaba un poco más bajo del inicial de mis muslos.

—Eres hermosa lo sabías—me asuste un poco cuando encontré su mirada en el espejo. Se acercó a mi y me agarro de la cintura, se acerco a mi cabello y lo comenzó a oler cerraba sus ojos mientras lo hacía. Me excitada que lo hiciera—Eres un perfume exquisito en un frasco pequeño.

Comenzó a subir poco a poco su suéter de mi cuerpo, mis mejillas comenzaron a sonrojarse, nuestras miradas jamás se separaron y él comenzó a mostrar una agradable sonrisa coqueta. Cuando llego a mi cintura dejó caer el suéter de nuevo y un quejido de mi parte fue audible para sus oídos.

—Eres demasiada ansiosa y eso me encanta, pero estas adolorida y no te quiero hacer daño. Vamos a desayunar.— abrió el gabinete del baño y saco dos cepillos dentales me extendió uno, pero escogí el que él tenía en la otra mano y me lo entré en la boca.  El no dijo nada, solo se limitó a mirarme. Nos cepillamos los dientes viéndonos a través del espejo. Seque mi rostros al terminar de lavarme la cara y trate de hacerme un moño en el pelo. En realidad mi cabello no parecía cabello, parecía en realidad un nido de pájaros.

Él salió del baño y se colocó unos pantalones chándal, salió de la habitación sin decirme nada con la invitación de que lo siguiera. Antes de salir decidí ponerme mis bragas. Yo sé muy bine de que yo le mostré mi cuerpo por completo a ese hombre el cual conozco hace poco, pero no me siento cómoda aún mostrándole mi desnudez a otra persona. Las encontré al fin después de tanto buscarla y me las puse.

Salí en busca de Emir y lo pude encontrar fácilmente por la pequeña maldición que escuché departe de él en la cocina. Me acerqué y lo observé se veía tan sexy en esa pijama. Una pequeña carcajada salió de mi boca al ver como gritaba como un bebé al haberse quemado la yema del dedo. Al momento en que escuchó mi risa se volvió y me miró.

-Ayer en la noche no te reias cuando te hacía el amor- mis mejillas se sonrojaron ante su comentario.- Me encanta cuando te sonrojas.

-Te ayudaré hacer el desayuno-dije para evitar comentar acerca de su comentario.

Me acerqué en donde el estaba y empezamos a hacer el desayuno, no puedo negar de que nos rozabamos de vez en cuando. Él más que yo por así decir yo sólo lo hacía por no quedar atrás. AL final de todo yo terminé haciendo el desayuno, unos suculentos, según él, huevos y tocino acompañado de un jugo de naranja recién exprimido.
Nos sentamos en el desayunador frente a frente, él insisto en que me sentará al lado de él, pero conozco plenamente sus intenciones. Comenzamos a comer.

-¿Cuando entras a la universidad?-pregunta él.

-El lunes-dije.

-¿Tienes pensado en buscar otro trabajo relacionado con administración de empresas?

-No, ¿Por que lo preguntas?-dice curiosa.

-Simple curiosidad-dijo-En realidad te caería muy bien ir relacionando cosas con tu carrera.

-Lo sé, lo tengo claro. Pero no me interesa. Tengo un poco de habilidad en ese tema.

-¿Por que lo dices?

-Antes de venir aquí, además de estudiar, pasaba las tardes trabajando en una empresa.

-Oh¿En cuál?. Es reconocida?

-En realidad sí, posee una sede aquí en ingalterra.

-Y¿Por que no pediste un traslado y seguias trabajando aquí?

-En realidad quería un cambió-dice cortamemte para que no siguiera preguntando acerca del tema. No quiero seguir hablando de esto me recuerda mucho a mI padre y me pone nostálgica.

Terminamos de comer y nos pusimos a lavar lo que ensuciamos, en realidad yo lo hice. Él muy vago se quedo detrás de mi agarrandome fuertemente la cintura diciendo que él estaba ayudando a sostenerme para que no me.cansara. En realidad a causa de eso varias veces se me iban a caer los platos, pero el lo sostenía antes de que impactaran con la meseta. Cuando terminamos nos pasamos a la sala y nos quedamos recortados en el sofá hablando de nuestra él más que yo.

Serás tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora