Tenía que aprovechar la suerte que estaba teniendo ahora, el padre de Marinette estaría entregando con su esposa algunos encargos personalmente para la señora Chamack. El señor Dupain no se enteraría de nuestra cita, Sabine lo iba a cubrir todo.
«Necesito ayuda de Nathalie».
Es algo que podría ella esperar, y yo también espero poder recibir su ayuda como es debido. Le pedí a Nathalie que me comprara algunas cosas, entre esas ropa nueva que me haga lucir más joven, tal vez sea demasiado atrevido de mi parte, pero al menos así nadie podrá decirnos nada si me ven con Marinette porque nadie me va a reconocer como Gabriel Agreste, el famoso diseñador de modas.
Hoy era el día, y estaba demasiado nervioso, sobre todo por tener que recibir la ayuda de Nathalie para arreglarme para la cita.
Empecé el día con un baño, al finalizar me miré un momento en el espejo, debía cambiar un poco el aspecto de hombre de cuarenta años que siempre he llevado, y se me está notando un poco de barba; me afeité, me puse agua de colonia y me peiné de una forma distinta, tratando de ocultar mis canas con mi cabello, no me agradaba la idea de teñirlo. Así que esto estaría mejor. Mis cejas las ocultarían unos lentes de sol, nadie notará lo viejo que soy con esto.
Cuando me observé en el espejo me sentía raro, no lucía como yo. Llevaba un poler de color violeta oscuro con una cazadora negra, con unos jeans grises oscuros y zapatos negros, con los lentes de sol y el peinado parecía otra persona. Nathalie acertó al comprármela, podría pasar por alguien joven, siempre y cuando hiciera lo que me ha pedido.
—Luce muy....bien, señor —comentó Nathalie observándome una vez finalizada mi transformación.
—Gracias, Nathalie.
Estaba listo para la cita con Marinette, habíamos acordado en una llamada telefónica para vernos en los Jardins du Trocadéro. Me sentía tan ansioso y nervioso por la cita, esperanzado de que nadie fuera a reconocerme, que nadie se diera cuenta que era un hombre de cuarenta años. Si esto resulta, podría usar esta apariencia para salir con Marinette todas las veces que podamos.
Observaba todo el sitio un poco preocupado, pero al ver que nadie se fijaba mucho en mí, me tranquilicé. Mi alegría aumentó cuando vi a mi nínfula llegar, llevaba el vestido blanco que le había regalado junto con una chaqueta de punto color rosa pálido. Se veía tan hermosa con ese vestido, parecía un ángel.
No me estaba mirando, observaba a todos lados como buscándome. No podía reconocerme con ésta apariencia, así que, me fui acercando un poco hacia ella.
—¿A quién estás buscando, mi nínfula?
Esto había dejado quieta de sorpresa a Marinette, incluso tuve que mostrarle mis ojos debajo de mis lentes de sol para que ella confirmara que era yo.
—Gabriel ¿Eres tú?
Ella lanzó una pequeña exclamación de asombro mientras me observaba.
—No te reconocí así, te vez muy apuesto y un poco más joven.
—¿Sólo un poco? —le indagué.
—Para mí lo suficiente para que te sientas tranquilo en nuestra cita.
«Si estuviera a mi altura, ya me habría besado» Pensaba viéndola tratando de ponerse de puntillas para besarme, a lo que me incliné para besarla.
—¿Me dejarías tomarte una foto? —me suplicó.
«Lo que sea por complacer a mi nínfula» pensaba observando como Marinette sacaba su teléfono de su pequeño bolso.
Luego de tomarme una fotografía, caminamos juntos por la plaza, durante el camino Marinette me detuvo cuando vio a una mujer tratando de subir a su bebé dentro de su carriola por unas escaleras.
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Nínfula Parisina
ФанфикGabriel está dispuesto a hacer lo necesario para recuperar a Marinette. Su amor por ella le da la fuerza para seguir adelante con sus planes para lograr estar juntos nuevamente. Nada le será fácil, en su camino tendrá obstáculos, personas y fantasma...