Sueño de amor

1K 93 73
                                    


     Que podría hacer ahora, simplemente esperar la respuesta. El trabajo me mantenía ocupado de momentos, pero no del todo. Tenía el presentimiento que un día la vería venir a la mansión y me diría que es a mí a quien ama. Mi corazón retumbaba de gozo de simplemente imaginarlo, aquella imagen me daba fuerzas para continuar con mi rutina sin sentirme agobiado, tratando de lo posible por no ser tan desesperado por obtener la respuesta que tanto deseaba.

   Los tormentos no tardaron en venir, se estaba tardando una semana en decirme o llegar a mí, a veces hasta me quedaba horas observando los ventanales para ver una señal de su cercanía a la mansión y nunca llegaba. Hasta que en uno de esos días, saliendo en mi auto a buscarla por París, vi la silueta de mi esposa Emilie caminando en uno de los parques, estacioné el auto y salí tras ella en medio de la multitud que al verme me tomaban fotografías y las mujeres mayores me pedían tomarme fotos con ellas junto con autógrafos, en cuanto terminé, intenté buscar entre la multitud hasta hallarla cruzando una calle.

«¿Será posible, Emilie? ¿Estás viva? Después de tantos años, has regresado» pensaba mientras corrida.

   En mi desenfrenada, corrida, me hubiera atropellado un autobús si el conductor no hubiera frenado de manera rápida. Cuando crucé al otro lado, éste estaba muy molesto y me gritaba muchas barbaridades que yo ignoré y busqué con la vista a Emilie, pero ella ya no estaba.

   Allí me agarré con fuerza la cabeza con una mano, habría sido una simple idea mía. Un fantasma que se apareció para atormentarme en mis angustias. No puedo con eso, nunca olvidaré a Emilie, pero si mi corazón le pertenece a Marinette, no puedo mantener a mi esposa conmigo, porque en mi corazón siento que voy a estar con mi nínfula.

   Cuando regresé a mi hogar, la noche había caído, no pude ver a Marinette luego de aquel incidente que tuve. Fue una gran locura lo que hice, mi subconsciente me había hecho una mala jugada para hacerme caer en la locura. ¿O acaso era una forma de hacerme entender que en el fondo quiero seguir aferrándome al amor que le tengo a Emilie? Una forma de aliviar mi dolor por la traición de Marinette, una manifestación que existe una única mujer que le juré mi amor, un castigo por traicionar nuestra eterna promesa.

«Siempre te tendré en mis recuerdos, pero necesito una nueva compañera en mi vida, Emilie, por favor, no me atormentes».  

   Subí a mi habitación y entré en el armario donde guardaba la ropa que le diseñé a mi esposa, arrojando los vestidos al suelo, atormentado con la necesidad de calmar este dolor. Lo que vi no me hace bien, tengo que liberarme de mi tormento de alguna forma. Sus recuerdos siempre permanecerán conmigo, pero ahora tengo que abrir este espacio para mi nuevo amor.

«Espero que lo logres comprender, Emilie. Tengo que recuperarme completamente del dolor».  

   Hay una nueva persona a quien amo, sería una pena que estas telas se mantengan encerradas y perdidas por el tiempo, en lugar de estar siempre a la luz siendo exhibidas por alguien. Eso pensé cuando saqué uno por uno los vestidos y pasé días rediseñando y cortando para que quedaran a la medida de Marinette; esta será la mejor forma de celebrar cuando me diga que me eligió a mí: le entregaré todos estos vestidos como regalo.

   La sonrisa se me dibujó en el rostro de sólo imaginarlo, mi nínfula, lo hermosa que te verás con todo esto.


   Mi humor estaba más pasivo la siguiente semana cuando recibí un mensaje de texto por parte de Marinette, que alegría me daba tener al fin una contestación de parte de mi nínfula aunque fuera por escrito.

 Lo lamento tanto, Gabriel. No tengo valor para decirte en persona y solo por escrito, pero no puedo darte más oportunidades, lo nuestro no va a funcionar, entre más pasa el tiempo, más me doy cuenta que esto va a ser imposible, es mejor que ambos estemos con personas acordes a nuestra edad.

Nínfula ParisinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora