Mis manos no dejaban de detallar la forma de su cintura cuando las deslizaba hasta su vientre y se elevaban hacia su pecho, su piel era tan suave y me excitaba sentirla, saborearla; la besaba por su cuello dejando un rastro de besos hasta su clavícula lamiéndola.
Podía oírla suspirar de placer, sentir como su pecho subía y bajaba en cada respiración rozando cerca de mi pecho, me extasiaba tanto, todas las noches en soledad en mi mansión soñando con el día en que la tuviera a mi lado, desnuda en mi cama, enseñándole cada vez como llevar esta pasión de estar juntos haciendo el amor en diferentes formas.
Los besos que le iban dando se iban deslizando hasta su pecho y toda mi espalda sintió una electricidad cuando las manos de Marinette me empezaron a acariciar mis brazos, alcé mi cabeza para admirar su rostro, aunque casi no podía verlo, lograba notar un brillo en sus ojos y con mi mano acariciando su rostro con el deslice del pulgar sobre sus labios, supe que estaba sonriendo.
Cerré mis ojos, dejándome llevar por la suavidad de las manos de Marinette, sintiendo como me acariciaban los hombros y bajaban hasta mi pecho, eran como probar un pedazo del cielo, que suaves tiene mi nínfula sus manos, su toque me estaba provocando una erección. Tal vez hubiera quedado perdido de embriaguez por esas caricias si no hubiera sentido como descendían hasta abajo de mi cintura, desperté de mi ensueño y tomé las manos de Marinette para luego desplazarlas cada una al lado de su cabeza.
«Buen intento, mi nínfula» pensaba «Pero aún no puedo dejar que me toques».
Ella soltó una pequeña risa que me hizo sonreír a mi también y la volví a besar en los labios, soltando mis manos de las suyas para acariciar su abdomen. Cuando ascendí hasta sus senos, los acaricié de manera lenta, sintiendo los suaves que eran cual algodón en la palma de mi mano, de las caricias pasé a besarle sus pechos y pasar mi lengua por sus aureolas y pezones, primero en uno mientras mi mano acariciaba el seno contrario y repetía el mismo procedimiento intercalando entre un seno y otro.
—Gabriel —escuché a Marinette entre gemidos, su espalda la había arqueado y yo continuaba en su pecho.
Alcé mi cabeza nuevamente, intentando contemplar la belleza de su desnudes en esa oscuridad antes de irme a su cuello y besarlo con intensidad, dando pequeños mordiscos.
Los gemidos de Marinette llegaron a mis oídos, junto a pequeños suspiros de placer mientras formaba un camino de besos descendiendo hasta su vientre. Mis manos se deslizaron hasta su cintura, llegando a su zona íntima, deslizando su ropa interior hasta quitárselo por completo, le abrí las piernas un poco e hice una exploración con mi lengua sobre su monte de Venus.
Mi placer aumentaba al rozar su intimidad con mi lengua, desde abajo hasta su clítoris, sintiendo como el cuerpo de Marinette se estremecía.
«Que deleite» pensaba, saboreando su parte íntima palpitante.
Estaba tan húmeda y caliente cuando terminé de acariciarle el clítoris, me relamí la boca y me fui quitando mi ropa interior, dejando expuesto mi miembro endurecido por la excitación.
Lentamente me introduje dentro de ella, escuchando los gemidos de placer que soltaba cuando me movía dentro de ella. Era tan glorioso, tan excitante, solo me centraba en ella, besándola en su cuello y en sus hombros.
Las embestidas eran lentas y cada vez aumentaba un poco el ritmo, sintiendo como las piernas de mi nínfula me rodeaban sobre mi cintura.
Nuestros gemidos se entremezclaron, nuestro placer era intenso, mis embestidas no pararon hasta que llegamos al momento del clímax, como si de una explosión se tratara y el fuego que me invadía se estuviera apaciguando. Salí dentro de ella y me acosté a su lado, rodeándola con mis brazos, rindiéndome ante el sueño.
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Nínfula Parisina
FanficGabriel está dispuesto a hacer lo necesario para recuperar a Marinette. Su amor por ella le da la fuerza para seguir adelante con sus planes para lograr estar juntos nuevamente. Nada le será fácil, en su camino tendrá obstáculos, personas y fantasma...