La lejana armonía

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   Es complicado, es lo que me había dicho, tal vez deba resignarme a haberla perdido para siempre. Suspiré mientras entraba al antro donde me esperaban Nathalie y Clara Rosingnoble, a quien acepté ser su diseñador de vestuario, una joven cantante con un gran futuro en la música, es lo que me había comentado Nathalie cuando me la presentaron. Allí estaban ambas mujeres y Clara no dejaba de observar el traje que le había diseñado y ahora lo llevaba puesto.

—¡Este traje es una sensación, excelente para usar en el vídeo de mi siguiente canción! —ella exaltaba de tanta alegría y no paraba de girar haciendo lucir el nuevo traje que le había diseñado.

—Siempre estoy a la orden de los artistas para que luzcan mis creaciones —le comenté.

   Eso me ayuda mucho con la publicidad y atraer al público a comprar en la marca Gabriel. 

—Y hay algo que me gustaría pudieras hacer. Quiero que en mi siguiente vídeo, tu hijo Adrien vaya a aparecer.

   Me contó con grandes detalles de que se trataría el vídeo y su canción, luego de ver a mi hijo en las fotografías le pareció perfecto para ponerlo a bailar en su vídeo como protagonista principal. El vídeo sería sobre como es un romance entre dos jóvenes que buscan confesar sus sentimientos teniendo muchos obstáculos en el camino para obtenerlo.

—Eso ayudará mucho a nuestra campaña publicitaria si Adrien sale en el vídeo de Clara, seño r— dijo Nathalie mostrándome el contenido de su tableta.

—Tenemos un acuerdo entonces, señorita Rosignoble. 

—Clara, por favor, decirme por mi nombre es mucho mejor —dijo ella. —Es toda una gratitud la que tengo, y su aparición en secreto lo mantengo. Para encontrar a su compañera ideal, que en el vídeo aparecerá, no revelaré quien será hasta el final.

—No comprendo por qué lo deseas así.

—Si revelo quien es, se podría arruinar, habrá demasiadas chicas que sólo por él vayan a audicionar—me explicaba sin dejar de moverse y bailar. —Y para grabar el vídeo, el tiempo es crucial. Es la mejor manera de encontrar a la compañera ideal.

   Bien, respeto su decisión, además que se debe grabar rápido si tengo que entregar un patrocinio, diseñaría hasta los vestuarios de los extras. Después de una despedida, salí del antro y sentí como Booga me empezaba a pasear entre mis piernas, se ha sentido tan triste como yo desde que tuve que llevar a sus gatitos en adopción.

—La señorita Rosignoble tiene un talento —observó Nathalie. —Es increíble lo bien que logra buscar las palabras adecuadas para rimar en un instante.

—Si lo hace 24 horas al día, debe tener mucho ingenio —le comenté. —Considerando lo cansado que resultaría.

   Tomé a mi gata en mis brazos y me fui dirigiendo hacia mi oficina. Al menos puedo tener unos momentos con Booga que me pueden tranquilizar un poco la tristeza, ambos nos necesitamos mutuamente para poder sentirnos mejores. Ella ronroneaba con gusto mientras le acariciaba sus orejas sentándola en mi escritorio.

—Espero que siga haciendo lo correcto —mencionó Nathalie al pie de las escaleras mientras terminaba de subirlas. —Verá que será por su bien, señor.


     Al la mañana siguiente, me levanté con un simple pensamiento: Marinette. Es como si las palabras que me hubiera dicho estuviera tratando de esconder entre líneas que ya no deseaba estar conmigo. Tengo que calmarme y no dejar que ese miedo me domine o acabaré peor que antes. Así que, me desvestí y entré en la ducha, pensando que el agua podría ayudar a despejar mis ideas, mas lo único fue que mis recuerdos a su lado de intensificaran.

Nínfula ParisinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora