Simplemente, le ofrecí a Marinette llevarla a casa y ella accedió con gusto. Al terminar de compartir el helado, la senté en mis piernas y la besé apasionadamente. Sería algo muy impropio, pero ahora que no tenemos nuestros encuentros secretos, siempre buscaré aprovechar oportunidades como éstas.
— ¿Y si nos ven ellos? — me dijo cuando fui deslizando mis labios sobre su cuello.
—Tiene una ventanilla que tapa y divide el interior. No podrán vernos, ni tampoco oírnos. Deben estar escuchando música en este momento — le expliqué.
Fui hasta su cuello, deslizando mi lengua con suavidad y lentitud sobre éste, besándola con pasión con gran deleite al sentir la suavidad sobre su piel. Gracias al cielo podré tener unos minutos el sentirla a mi lado, como antes.
—Te amo —le susurré entre besos.
Es una suerte que Nathalie y el chófer no nos estuvieran viendo, teníamos una pequeña privacidad en ese auto. Mi nínfula, pensaba acariciándola su mejilla con mi pulgar mientras su ojos estaban brillando como las joyas que he diseñado para el desfile. Sus labios estaban tibios y suaves cuando mi pulgar los acarició con lentitud, tanto como sentir los pétalos de una rosa recién florecida en primavera.
—Tengo preparada una sorpresa para ti.
—También yo —me dijo ella.
—¿En serio? —sonreí con curiosidad, me pregunto que podría ser lo que me tiene.
—Lo verás en la Semana de la Moda.
Y ella me besó, le dejé la iniciativa de besarme y le correspondí. Mi linda nínfula, cuanto te deseo, cuanto placer me traes, sobre todo cuando siento tus labios sobre los míos, su lengua rozando mis labios ¿Qué hago entonces? Abrir mi boca para darle paso a su lengua, que recorra mi boca como le guste, complacerla es tan satisfactorio como tenerla en mis brazos.
En algún momento, mi lengua fue jugueteando con la suya. Deleitoso y algo pecaminoso cuando mis manos se deslizaron por su espalda y una descendió hasta abajo para acariciar uno de sus glúteos.
«No había hecho este tipo de atrevimientos en mucho tiempo ¿Qué pensará mi nínfula?».
Nos separamos en búsqueda de aire. Podía observar como el pecho de Marinette subía y bajaba mientras trataba de regular su respiración, su boca soltaba pequeños jadeos y sus mejillas estaban muy rojas; era toda una tentación para mí mirar aquel pecho ascender y descender por la respiración de Marinette, los deseos que tenía por aquel momento en tenerla desnuda estaban siento intensos. La deseo, la deseo mucho, ahora era yo quien daba la iniciativa de besarla.
Mis labios sobre su cuello nuevamente, mis manos descendiendo con lentitud hasta su cintura para abrirse camino debajo de su blusa, sintiendo su suave piel sobre mis manos. Entre los jadeos que venían a mis oídos, coloqué mis manos sobre su chaqueta y se la deslicé hacia abajo.
—Gabriel...Gabriel —me decía entre jadeos. —Espera...
No podía detenerme, no podía evitarlo, mis deseos eran intensos. Lo único que pensaba era en tocarla cuando le deslizaba la camisa hacia arriba de sus pechos, sería tan sencillo quitarle el brasier si fuera de aquellos con el broche hacia adelante. Por ahora, sólo pude deslizarle su brasier de manera en que sus pechos quedaran al descubierto.
Eran tan suaves como los recordaba, como acariciar un algodón envuelto en una tela de seda.
—Gabriel —la escuché decir entre gemidos antes de volverla a besar.
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Nínfula Parisina
FanficGabriel está dispuesto a hacer lo necesario para recuperar a Marinette. Su amor por ella le da la fuerza para seguir adelante con sus planes para lograr estar juntos nuevamente. Nada le será fácil, en su camino tendrá obstáculos, personas y fantasma...