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Los celos son la contrapartida de la envidia. Mientras esta última es el deseo ardiente por poseer lo que otro tiene, los celos surgen por el temor de perder algo que uno tiene.

En la dinámica de los celos intervienen tres personajes:

1. El celoso

2. El celado

3. Un tercero real o imaginario

Los celos no saben de edad, tanto un adulto como un niño pequeño pueden estar atados a ellos. Se puede celar una pareja, una posición laboral o social, una mamá o un papá, un amigo, etc. Es importante remarcar que "ser celado" no significa "ser amado".

Este temor a perder conduce al celoso a una serie de "técnicas" para tratar de calmar su inseguridad. Por ejemplo:

La amenaza: el celoso cree que un tercero aparece para quitarle su posesión tan preciada. Lo considera un ladrón.

El control: el celoso comienza una carrera alocada por vigilar y seguir de cerca el objeto que teme perder, para descubrir las pruebas que demuestren que lo que creía es cierto.

La prohibición: el celoso intentará por todos los medios que su pareja, o su amigo, no tenga trato con el tercero que piensa quiere robarle.

El perdón: el celoso pide perdón y promete no volver a sentir celos, hasta que aparece una nueva amenaza y comienza otra vez el circuito.

Son múltiples los factores que intervienen en la dinámica de los celos. Uno de ellos es la inseguridad interior, producto de la baja estima, que lleva a la persona a un estado de hipervigilancia y enojo por temor a ser abandonado.

La plataforma de esta baja estima y temor muchas veces está reforzada por una historia familiar previa teñida de mentiras, engaños, descalificaciones, etc.

Otra lectura posible es considerar que los celos son la expresión de un deseo propio de la persona de engañar, el cual reprime, niega y proyecta en el otro. Es decir que detrás de una acusación muchas veces existe una autoconfesión (inconsciente).

Cuando los celos son esporádicos, ocasionales y de breve duración son normales pero cuando se tornan constantes, intensos y activan las conductas que antes mencionamos, desgastan a la pareja y por lo general son el anticipo del maltrato físico.

El celoso busca cambiar el "afuera" en un intento por calmar su "interior", cuando en realidad un verdadero cambio es de adentro hacia afuera. El celoso debería transformarse en investigador privado pero de su propia historia y descubrir: 

"¿Por qué me siento celoso? ¿Cuál es mi temor? ¿De dónde surge mi baja estima? ¿Qué áreas necesito sanar o tratar?"

Algunas ideas para reflexionar:

1. La pareja está basada en la mutua elección y en la libertad de dicha elección. Si yo controlo al otro, mato lo mejor de la pareja que es la libertad de elegir.

2. Es bueno expresar los celos en una atmósfera de paz, recurriendo a la racionalidad y no a la emocionalidad; así podremos compartir con el otro aquellas situaciones que nos generan temor e inseguridad.

3. "Yo podría estar con cualquier otra persona, vos podrías estar con cualquier otra persona; pero hemos decidido estar juntos".

Bernardo Stamateas.

Cree en mí (Malec AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora