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El lunes llegó y con él los miedos de Magnus. 

La noche anterior se había ido a dormir y Alec lo había ignorado por completo. Cuando lo quiso abrazar por la mañana este se resistió al abrazo y lo saco. Pero Magnus era muy insistidor y lo volvió a intentar, esa vez si lo dejo. Alec no se levantó a hacerle el desayuno como le había prometido antes... No lo hizo los primeros tres días.

Al cuarto día se levantó antes que Magnus y le preparo un café con leche, jugo de naranja y tostadas, pese a que mucho no hablaba por estar dormido, este le agradeció el gesto con besos. Cuando volvió de trabajar Alec lo esperaba con mates y Magnus sintió que todo había pasado que todo estaba bien. Al menos hasta hacía diez minutos... No entendió cómo pero la conversación comenzó a hacerse algo desentonada.

- Discúlpame si te ofende mi puta existencia.

- Podes dejar de ser tan puta histérica. - le contestó Magnus sin entender de la nada como esas palabras habían salido de su boca.

- ¿Ahora el histérico soy yo? - Alec parecía tan ofendido.

Sí querido, sabes que, disfruta de las medialunas que compre con mi plata, yo me voy a bañar. Alguien tiene que oler bien acá.

Alec se quedó mirando la puerta que se cerró con fuerza del baño y miró luego por la ventana cuando se dio cuenta que unas lágrimas caían sobre sus mejillas. Se cambió y se fue a trabajar como todas las noches. Ahora en vacaciones la gente pedía siempre deliverys. 

Cuando llegó a la una de la mañana Magnus estaba sentado en el sofá con alguien, mirando los títulos de una película. Alec los saludo y dejando la mirada pausada en su pareja por unos segundos. Sin decir nada Alec siguió hasta la pieza, tomó ropas limpias y se metió en el baño a bañarse como le había dicho Magnus, "que olía mal" ahora era lo único en lo que pensaba.

Al salir Magnus estaba solo y sin decir nada se puso a limpiar.

- ¿Quién era ese?

- Un amigo que te importa.

- Me importa porque es mi casa.

- Ah mira, vas a jugar esa carta.

- Por qué me estás peleando, yo no metí un extraño en la casa...

- No es un extraño, es Ragnor, un viejo amigo. Lo sabes. - Era cierto, lo recordaba de alguna conversación o vez donde se vieron y él estaba.

- ¿La pasaron bien?

- Si súper, nos cagamos de risa. - Magnus termino de limpiar y se dispuso a ir a la pieza pero Alec se paró en su camino y no lo dejaba pasar. - Correte.

- No me hables así.

- Te hablo como se me canta.

Se quedaron mirando desafiantemente por unos minutos hasta que Alec hablo.

- ¿Te lo cogiste?

- Si, no sabes, re lindo le entre. - Dijo en broma pero a Alec le dolió.

- Seguramente, ¿Y después el puto soy yo no?

Magnus levantó la mano e hizo algo que pensó que nunca iba a hacer, no con Alec. Le golpeó con la palma de la mano directo en su rostro, haciendo que la cabeza de su novio volteara a un lado, donde se quedó mirando.

- No me hables nunca mas asi.

- Y vos si podes hablarme como quieras. - Le respondió Alec mirándolo con los ojos oscuros.

- Yo respondo a tu mierda.

- ¿Que mierda? Yo no te hago nada!

- ¿No? - Magnus dio un paso atrás. - Estas todo el tiempo castigándome por ser mejor.

- ¿Mejor? Ah bueno... - Alec empezó a reírse.

- De qué te reís sabes que es así.

- No es así para nada, yo soy libre, hago lo que quiero. Vos haces lo que te dice papi.

- Cerra el orto! - Magnus se empezó a calentar de nuevo.

- ¿Que me lo vas a negar? Ese trabajito es pura influencia de tu papá, ¿Que te pensas que van a contratar a un chabon que no sabe hacer nada porque si?

- No podes ser tan envidioso y mierda por dios.

- ¿Por qué no aceptas las cosas? - Alec se acercó. - Tu papa te consiguió trabajo porque se canso de que gastes su plata con el noviecito gay y pobre que tenes. Por que le da vergüenza que seas puto y quiere separarse de vos lo más rápido posible y que no le manche esto.

Magnus se acercó a Alec con bronca y lo empujó contra la pared. Alec la choco aun mirándolo, iba a darle otra bofetada pero Alec le agarró el brazo con una mano y con la otra le tomó del cuello. Ambos se quedaron quietos mirándose a los ojos sin decir nada.

El primer movimiento lo hizo Magnus y Alec lo dejo.

Sus bocas se encontraron con tanta necesidad el uno del otro. Las ropas fueron cayendo camino a la pieza y el ruido estruendoso de la cama cuando Alec cayó sobre ella con su cuerpo y luego el de Magnus hizo que se abrieran las palabras. Primero fue Magnus el que comenzó a disculparse por todo lo que dijo en el día, después fue Alec quien mientras era penetrado sin aviso por Magnus dejó salir palabras llenas de amor hacia su novio.

Magnus nunca había estado tan desesperado por hacerle el amor a su Alexander, se lo hizo como si el mundo no existiera, como si no se vieran por meses y Alec se dejó, lo disfruto. Mordidas, rasguños, nalgadas y algo nuevo que no esperaban, lo mucho que Magnus disfrutaba de ser ahorcado por Alec mientras se lo hacía duro y lento. Cuando las cosas se daban vuelta el sexo era tan excitante. Magnus no notaba aun la violenta necesidad de Alec de hacerlo suyo. 

A la mañana siguiente le dolía el cuerpo. En sus brazos tenían moretones por el agarre de Alec. Era entendible, ambos usaron mucha fuerza. Miró a Alec que dormía pacífico a su lado, tenía chupones repartidos por todo su cuello, él se los había hecho y se sintió orgulloso por ellos. Le observó el cuerpo y noto que también tenía moretones en su cintura que él mismo le había hecho cuando lo tomaba en una de las tantas veces que lo hicieron.

Un escalofrío le recorrió la espalda cuando se sentó en la cama ¿Era esto lo que eran ahora. Magnus tomó la decisión de no ir a trabajar ese día. Se recostó junto a Alec y lo abrazo, este hizo lo mismo aun dormido. Ya era parte de la enfermedad de Alec sin siquiera saberlo aún, sin siquiera entenderlo, la había aceptado y acoplado a su vida, la dejó entrar con los brazos abiertos...

Principio del fin.

Cree en mí (Malec AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora