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Asumí los riesgos de esta situación, cada vez peor, y me fui acostumbrando. Es que a veces vas y me tratas tan mal, que no me hace mal, y me fui acostumbrando. Claramente tengo miedo de perder.

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El juego de la llave y el encierro eran moneda corriente. Tal vez tenía razón, no había plata para andar comprando llaves pero a veces la gente habla y cuando lo hace lastima. Incluso cuando quieren ayudar.

- Hola Magnus! ¿Estás ahí? - Preguntó la mujer dueña de la rosticería.

- Si! Un segundo!

¿Para que Magnus decía eso si de todas formas no podía abrir? Hacía dos semanas que el juego era así. A las 20hs Alec se iba y hasta las 3 de la madrugada la casa quedaba cerrada. No era la gran cosa la verdad, solo eran un par de horas. Se había acostumbrado tanto que cuando había que hacer mandados, Alec lo acompañaba y los hacían juntos, hasta se levantaba temprano y le traía algo rico para desayunar. Vivió siempre pendiente de él, pero la llave no había vuelto.

- ¿Que paso señora Garbarinni? - Dijo Magnus abriendo la ventana, la tenía cerrada por el aire acondicionado.

- Te conseguí una llave nueva! Alec me contó la situación y no se puede vivir así. - Dijo algo indignada.

- Oh.. Muchas gracias, la verdad ya me acostumbre.

- No cariño, no esta bien. Toma... 

La señora abrió la puerta y fue como si el mundo volviera a existir. Magnus tomó la llave y le agradeció. Ni bien se alejó, cerró la puerta y la volvió a trabar. Se alejó algo asustado y se quedó mirando la llave un rato. Alec no podía saber de esto. 

Sintió un dolor en su pecho. Corrió hasta el tacho de basura y se inclinó para tirar la llave pero algo en su mente le dijo que no lo hiciera. Cerro el tacho y fue corriendo a guardar la llave en su lugar secreto. Debajo del cajón de la mesa de luz.

De alguna manera. Se sintió mas seguro.

Cree en mí (Malec AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora