7.

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—No es el mejor lugar, ni el más acogedor, pero al menos estamos secos—ella lo miró, cruzándose de brazos para que dejara de excusarse.

Sí. El lugar no era ni de cerca el mejor. Estaban metidos bajo un tronco y cubriendo los agujeros con hojas y ramas para que la lluvia, que estaba arreciando en el exterior, no los empapara. El tronco caído no era muy cómodo y se sentía el frío, pero estaban al menos a salvo.

— ¿Qué?—él se quedó mirándola fijamente cuando notó su seriedad.

—No estaba pidiéndote un castillo, Phillip. Solo algo cómodo para descansar y pasar la noche. Aunque moriría por algo de comer—él le sonrió con pena.

—Lo siento, princesa. No hay comida entre las provisiones, y francamente el clima no está como para buscar algo de comer. Tendrá que ser mañana—

Ella sacó la capa de entre sus cosas, aprovechando que estuviera un poco seca para cubrirse, y a pesar de la oscuridad buscó acomodarse lo más lejos posible de Phillip, sin decir una palabra. Y tampoco tuvo que decir nada, él lo comprendió todo. Se quedó en silencio pero su mirada fue suficiente.

—Que descanses, Lis—susurró dándole la espalda, y con una mano en la espada por si era necesario.

—Tu igual—cerró los ojos y trató de dormir, sintiendo la suave lluvia en el exterior.

Pero no pudo. No dejaba de pensar en lo que había ocurrido en todo ese tiempo. Estaba dispuesta a recuperar a su Dimitrie pero ni siquiera sabía dónde encontrarlo, llevaba a su lado un buen caballero que trataba de ganar su corazón a toda costa y que a pesar de que ella lo trataba como un zapato, el permanecía allí esperando para ayudarla y acompañarla. Estaba agotada, no aguantaba sus pies, y su estómago parecía un tractor gruñendo. Pero nada se comparaba con la esperanza que sentía de poder despertarse al día siguiente y continuar con su búsqueda. Si lo encontraba sería infinitamente feliz y volverían a estar juntos... Y si no, ¿qué?... No. Lo iba a encontrar.

— ¿Lis?—ella miró hacia donde él estaba— ¿puedo preguntarte algo?—

—Sí—miró hacia el techo del tronco.

— ¿Estás muy enamorada de ese hombre?—

Ella tragó saliva.

¿Qué podía decirle, que no lo lastimara más?

— ¿Por qué quieres torturarte?—suspiró mirándolo—ese hombre es mi vida, Phillip. Es el primer amor que he tenido. Íbamos a casarnos, me estaba proponiendo matrimonio cuando el cuervo se lo llevó—sintió que le temblaba la voz.

— ¿Cuál es su nombre?—ella sonrió.

Su voz se escuchaba resignada.

—Dimitrie—el suspiró, y a ella comenzaron a cerrársele los ojos.

—Espero que él sepa valorar ese amor, lo suficiente. Tiene mucha suerte—ella se secó unas lágrimas.

—Y espero que tu encuentres a una mujer que te ame, de la misma forma en que tú lo haces conmigo—se arropó aún más con la capa.

—Eso es difícil, porque la única mujer a la que verdaderamente he amado, me ha dicho que no—

Ella se sentó.

—Phill—lo llamó—Phillip—

Ya estaba dormido. 

Ella tambien hizo lo propio.



—Bueno, ¿dices que según tus cálculos, el cuervo voló en esa dirección?—señaló hacia el norte.

LA BAILARINA DE JUGUETE (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora