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HOLIS

CADA VEZ MAS CERCA DE LA RECTA FINAL

EL VIERNES SERÁ EL GRAN FINAL DE ESTA HISTORIA.

¿LES GUSTÓ?

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Úras detuvo a Phillip, con la mano a centímetros del cuello de Elizabeth, y cuando ella miró, las palabras de Dimitrie habían captado el interés de todos, especialmente del rey ratón.

— ¿Qué acabas de decir?—le preguntó, apuntándole con la espada.

Ella contuvo el aliento.

—Que estoy dispuesto a negociar, si la sueltan—

Notó la batalla que se llevaba en su mente, para haber dicho eso. El sudor le rodaba por la sien, y respiraba con dificultad, aun maniatado.

— ¿Y qué estás dispuesto a ofrecer, alteza?—el no respondió y el ratón lo trató de animar con una oferta— ¿podría ser el reino?—

Mientras los enemigos parecían de acuerdo, Lis comenzó a gritar, luchando ahora por soltarse ella.

— ¡No! Eso no—Dimitrie no la miró.

—Nos entregas el reino, y nosotros soltamos a tu princesa. ¿Qué piensa su majestad?—

Mientras el parecía sopesarlo, Elizabeth volvió a gritar.

—Dimitrie, no lo hagas. No entregues el reino—él la miró.

—Si lo entrego, ella deberá ser liberada de inmediato, sin daño alguno. O no hay trato—Moris lo miró solemne, pero con una sonrisa en la comisura de los labios.

—Así será. Pero no podrás estar con ella. Si el reino cae, tu caerás con el—

— ¡Dimitrie, no!—

—Tú podrás ser libre, escapar y volver a la casa de Roselinda. Estoy buscando tu bienestar—ella negó.

—Eso no me interesa. No lo hagas. No tiene sentido vivir sin ti. Demuestra que eres el rey legítimo para esta tribu. El rey que Nimdra vio en ti. Defiende esos principios a toda costa—las lágrimas le nublaron los ojos—yo voy a estar bien—

El la miró confuso.

—Ellos harán que el reino perezca. No lo dejes en sus manos—

Úras y Adelice volvieron a callarla, este primero subiéndole el trapo a la boca, y la elfa golpeándole la cara, obligándola a terminar acostada bocabajo.

— ¡Cierra la boca!—le ordenaron.

Y cuando ella gimió entre la tela, por otro golpe, el rey miró furioso al ratón.

—Mi respuesta es no—lo miró de hito en hito—acaban de romper el acuerdo sin siquiera ser cerrado. No les entregaré el reino—

El ratón soltó un gruñido, y cuando le dio la espalda y sin que los elfos se dieran cuenta, sacó una mano de las cuerdas con que lo habían atado, calculando cada movimiento.

Por un momento, de verdad había considerado hacer el canje. Aunque eso implicara renunciar a Lis. Pero cuando rompieron el trato y golpearon a su princesa, ya no estuvo tan dispuesto. Si antes de que el cambio fuese hecho, ya la trataban así, era obvio que no la dejarían en libertad y menos beneficiarían a la tribu. No les daría esa victoria. Pero ahora volvía al comienzo. Con Elizabeth secuestrada, y la tribu a punto de perecer. Aunque parecía que el árbol sagrado ya no corría peligro. Por ahora.

Con su rostro aun impasible, mientras el rey ratón protestaba su mala suerte, el sacó la otra mano de las cuerdas, manteniéndolas atrás, simulando seguir atado.

LA BAILARINA DE JUGUETE (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora