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DÍA DE ACTUALIZACIÓN

ESPERO LES ESTÉ GUSTANDO LA HISTORIA

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—Milord—le hicieron una reverencia, mientras iba entrando al palacio, con su capa ondeando y con paso firme.

—Gracias por estar al mando en mi ausencia, Úras—el elfo asintió serio, una vez—Iris—ella le sonrió, haciendo una reverencia.

Adelice lo esperaba al final, con una mano en la cintura, y un vestido demasiado escotado para su gusto.

—Milord, que gusto verlo nuevamente—le puso las manos en los hombros, hablándole con voz seductora, pero él la hizo a un lado— ¿logró lo que necesitaba?—

—Las tropas vendrán en las próximas semanas—la elfa lo miró dolida, por ser ignorada.

Entró en sus aposentos donde había una mesa con los mapas del reino. Los tres lo siguieron.

— ¿Algo que comentar durante mi ausencia?—se desprendió de su armadura— ¿qué se sabe de los ratones y los topos?—Adelice y Úras se miraron, dispuestos a no hablar.

Habían acordado la noche anterior, mientras el afilaba su lanza y ella permanecía entre sus sábanas, que no se comentaría nada al monarca. Según informes de los guardias, la intrusa estaba por morir en esa celda, sin haber comido nada. Solo sería una molestia para el rey que se conociera la existencia de ella. Cuando él lo supiera, ya sería demasiado tarde.

—Úras, ¿nada importante?—

El negó, y pudo sentir la mirada penetrante de la consejera del rey, en su espalda—Adelice—ella solo le sonrió.

—Nada que deba preocuparlo, milord—

Iris, no aguantando más, se les adelantó y se acercó hasta su rey.



—De hecho si lo hay, milord—él la miró, y a los otros dos detrás de la elfa, que gruñían molestos.

¿Porque tenían que ocultarle las cosas?

Había hablado con el rey de la tribu del oeste, más allá del bosque, en su correría. Estaban enterados de lo que ocurría, y se unirían a su causa. Si los topos y ratones tenían en planes atacar para apoderarse del reino, tendrían que enfrentarse a más de 10.000 hombres para combatirlos. Nadie se robaría el poder del reino. No bajo su mandato.

— ¿De que se trata, Iris?—

Y cuando Úras y Adelice pensaron en interrumpir, el los silenció con un ademán y los hizo salir. La miró serio.

—Dime qué ha sucedido en mí ausencia—ella entrelazó las manos al frente.

—Una prisionera, señor. Fue encontrada hace unos días en las cercanías del muro. Insistía demasiado en hablar con usted de un mensaje importante—el frunció el ceño.

Esto si era importante.

— ¿Cómo llegó hasta aquí? ¿Cómo encontró el reino?—la elfa se acercó a mirar los planos en las mesas.

—Nimdra, señor—él asintió, comprendiendo.

La elfa, antigua monarca de la tribu, había sido la dirigente más sabia que tuvo alguna vez el reino. Él no la había conocido durante su reinado, pero todos los súbditos afirmaban lo mismo: Después de ella, nadie. Había sido la responsable de llevarlo lejos de esa casa que para él, ya estaba en el pasado. No recordaba que hacía antes de ello. Lo habían hecho beber del suero de la memoria. Todo lo referente a esa vida pasada, eran recuerdos vagos.

LA BAILARINA DE JUGUETE (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora