La cena se llevó a cabo en el inmenso salón del palacio, en una gran mesa rectangular, llena de fuentes de comida de todo tipo. Frutas, cereales, pan, dulces y vegetales, vino y aguamiel. Los puestos fueron distribuidos así: el rey en la punta, Nimdra en el asiento de la izquierda y Elizabeth a la derecha. Iris estaba a su lado con Adelice, y Úras frente a ambas. Los demás asientos eran ocupados por cortesanos del reino. Las conversaciones, giraron en torno al tema de cómo era llevado el reino, y los descubrimientos que había hecho Nimdra al colarse donde los ratones. Exceptuando obviamente que Phillip era el traidor, ya que ese nombre le era desconocido.
Ambos jefes de milicia permanecieron en completo silencio y pensando cuánto faltaría para que exiliada y mortal se marcharan. Iris los mantuvo en constante vigilancia, fulminándolos con la mirada si era necesario, e indicando a su protegida como debía comer correctamente. ¿Y Lissie? Ella era más feliz que todos en la tierra, porque estaba sentada junto a su príncipe, aunque este no la recordara. Si a él le encantó o disgustó su compañía, no se dio por enterada, puesto que supo disimularlo muy bien.
Al finalizar, los miembros de la corte se retiraron, y solo Nimdra y Elizabeth siguieron al monarca, al interior de sus aposentos, donde se disponían todos los documentos importantes.
— ¿Dónde está el mapa?—indagó la mujer cuervo.
Dimitrie miró a la joven.
—Úras. El me los quitó cuando llegué aquí—el monarca se quedó pensando qué podían hacer, o donde podría haberlos dejado su segundo al mando.
Nimdra lo supo al instante. Comenzó a reír.
—Es tan predecible—anunció con voz burlona.
Se puso de rodillas en el suelo, en busca de alguna fisura o hueco en la piedra. Y cuando la encontró, removió la piedra color vino de su collar, para encajarla en el orificio. La piedra se hizo a un lado con un chasquido.
— ¿Cómo es que yo no estaba enterado de esto?—el rey pareció fastidiado
Ella solo sonrió ante la pregunta.
—Este compartimiento lo creé hace mucho tiempo. Solo Úras sabía de su existencia, y eso porque me vio metiendo unos pergaminos allí. El cómo consiguió abrirlo sin mi dije, lo desconozco—extrajo el pergamino y lo estudio, antes de ponerse de pie—aquí está—lo organizaron entre los tres, en la mesa.
—Estos son—Elizabeth los reconoció al instante—estaban en poder de los ratones, con el objetivo de saber cómo apoderarse del reino de Loria. Él nos lo explicó—ambos la miraron.
En el mismo, no solo estaban las coordenadas de cada territorio, como el de los topos, elfos, cuervos y humanos, sino los puntos débiles de la tribu por los que atacarían y poder penetrar. Si ellos conseguían hacerse con ese poder, no solo gobernaban a todos los elfos del bosque, sino también a las demás tierras, exceptuando la civilización humana. Dimitrie sonrió, mirando el mapa. El tenerlo en su poder les daba la ventaja de saber por dónde atacarían para reforzar de guardias ese lugar e impedir que entraran.
—Son los planes de batalla. Con esto obtendremos la victoria—sonrió— ¿Como los conseguiste?—la joven suspiró, tocando el pergamino, y sintiendo la mirada de ambos posada en ella.
—Larga historia. Escapábamos de Baltazar, y Moris y su querida esposa nos prestaron auxilio. Después vimos que era una trampa. Creyeron que éramos parte de ustedes y querían un intercambio. Nosotros, a cambio del dominio del reino—el monarca frunció el ceño.
— ¿Nosotros? ¿No ibas sola antes de que Nimdra te encontrara?—la joven negó mirándose las manos, por lo que no notó la mirada que rey y exiliada intercambiaron.
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LA BAILARINA DE JUGUETE (COMPLETA)
FantasyRoselinda es una niña de diez años, que tiene en su poder como regalo de su padre, una caja de música con una bailarina y su príncipe, con mágicos secretos. Cuando esta se va, los muñecos cobran vida. Rosie los cree hermanos, pero por dentro se esco...