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—Espere, ¿de qué está hablando? Nosotros no tenemos ni idea de esto. ¿Piensa acaso que es un complot? No le estamos mintiendo—él sonrió burlón.

—No traten de convencerme de lo contrario. O le dicen a su rey que me dé el trono y el poder absoluto de este bosque, o no saldrán de aquí. Y lo mejor es que envíen el mensaje—

Lissie comenzó a retroceder, mirando de Evangeline a Moris. Phillip sacó su espada y se interpuso en medio, protegiéndola. Entraron siete ratones más a la casa y los rodearon, armados con palos.

—Baja esa espada, elfo—Lissie le suplicó con la mirada, que no lo hiciera—será fácil, lo prometo. Ni sentirás el golpe en la cabeza—la señora Ratón golpeó el palo en su mano, avanzando hacia ellos

—Es tarde, pero creo que me hubiera gustado más que nos tragara ese gato—ella lo golpeó en la cabeza.

—Has algo, Phill—la miró, molesto.

— ¿Por qué no lo haces tú? Igual debías enfrentarte a esto tu sola si yo me hubiese marchado—le arrebató la espada y la blandió hacia el señor Ratón, que retrocedió solo dos pasos.

Tenía que dejar de ser una damisela.

Sintió un golpe seco en la parte de atrás de la cabeza, y tarde se dio cuenta que había dejado desprotegida su espalda. Todo quedó negro.



Cuando despertó, sintió la cabeza de tamaño descomunal, y un terrible cansancio en todo el cuerpo. Parecía que no la hubiesen golpeado con un palo, sino con el árbol completo.

Miró alrededor.

Estaba en una supuesta celda, con las paredes de madera, y un pequeño catre. La puerta tambien era en madera, y a un lado de la cama había una rejilla por donde entraba la luz y se veía el cielo oscuro de la noche. Se acercó despacio después de estabilizarse en sus pies heridos, y comprobó que estaba en un árbol en una de sus ramas más altas. Ahí la habían encerrado.

¿Dónde estarían sus captores? ¿Dónde estaría Phillip? ¿Lo habrían encerrado tambien? ¿Asesinado?

Tenía que escapar. No pensaba quedarse aquí en compañía de unos traidores que se habían mostrado amables solo para atraerlos a la trampa y sacar provecho de su ingenuidad. Comprendía ahora porque animales y humanos no se entendían. O algunos al menos. Tiró de la rejilla tratando de desprenderla, pero no tenía fuerzas. Le dio una patada y en lugar de tirarla abajo, fue ella la que cayó al suelo y con el pie dolorido. Bufó molesta y al final se le ocurrió un plan. Se puso de pie sonriente.

No iba a rendirse tan fácil...



—Habla y di lo que sabes, Elfo—le dieron una bofetada.

El los fulminó con la mirada.

¿Desde cuándo unos simples ratones bien vestidos, le decían que hacer y lo dominaban antes que el a ellos?

Después de que golpearon a Lissie en la cabeza, dejándola inconsciente, él tomó la espada tratando de defenderse. Y consiguió matar a la señora Ratona, pero después lo rodearon, le quitaron el arma y lo ataron a una silla, obligándolo a confesar.

El señor Ratón estaba furioso.

Pero el no confesaría. Se mantendría firme y luego trataría de escapar. ¿Igual que debía confesar, si ellos no eran elfos o como fuera que se llamasen?

—Yo no sé nada. Y ella tampoco, así que suéltennos de una vez—uno de los ratones rió.

—Eso dicen todos siempre, ¿y saben que les ocurrió a los últimos que nos quisieron engañar con eso? Terminaron en el estómago de Baltazar. Él nos deja en paz, siempre y cuando le demos algo de comer a veces—

Apretó los puños en la espalda, molesto. El ataque del gato iba tambien en la trampa.

—No servirán de nada sus amenazas. No vamos a confesar, porque no sabemos nada. ¿No le parece extraño que no tengamos orejas alargadas, o alitas en la espalda?—

—Eso son las hadas, tonto—el permaneció en silencio—si no confiesan, entonces no los dejamos salir—lo hicieron poner de pie.

Entre dos ratones fortachones, fue escoltado hacia los arboles donde estaban las celdas. Lo había analizado todo. Cuando estuvieron lo bastante lejos de la casa del señor Ratón, Phillip miró a ambos lados y le puso zancadilla a uno de los ratones, haciéndolo caer. Con eso hecho, consiguió soltarse del otro, quitándole uno de los palos, noqueando a ambos y haciéndose con el mapa.

Sonrió para sí, y echó a correr hacia donde estaba Lissie.



Tiró una vez más de la cuerda, consiguiendo despegar un poco la reja. Apretó los dientes y la despegó por completo.

Sonrió.

La hizo a un lado y desató las cintas, mirando hacia el vacío.

Había dañado las zapatillas que le dieron los señores Ratones, despegándoles la cinta y atándola de la reja, para arrancarla. Ahora lo siguiente era atarla de su cintura, y comenzar a descender, rama por rama.

Le llevaría tal vez horas, pero lo conseguiría.

Estaba haciendo el trabajo, cuando la puerta de madera se abrió.

— ¡Phillip!—sonrió.

Él la tomó del brazo.

—Tenemos que irnos, princesa. Están por encontrarnos—

Ella negó frenándolo, cuando él quiso sacarla por la puerta.

— ¡Nooo! Esto es más fácil—

Él se asomó al vacío y comenzó a ayudarla cuando escuchó gritos en las escaleras que conducían a la celda.

—Hazlo primero—ella negó.

—Tú eres más ágil—

—Por lo mismo. Si tú tardas en bajar, yo lo compenso con rapidez—

Se escucharon los gritos más cerca.

Le ató la cuerda a la cintura y le entregó el mapa, para que el pudiera hacerla bajar, con ambas manos. Cuando ella ya estuvo de pie en una rama más abajo, y se desataba la cinta para ayudarlo, entraron los ratones a la celda y lo atraparon nuevamente.

— ¡¡PHILL!!—buscó una manera de subir otra vez.

—Nooooooo. Vete, Elizabeth. Tienes que ir por el—ella negó—si te atrapan, no podrás escapar nunca—dudó.

Antes de que pudiera decir algo más, lo alejaron de la celda y se lo llevaron otra vez.

Antes de que pudiera decir algo más, lo alejaron de la celda y se lo llevaron otra vez

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OH, OH

APUESTAS. ¿LIS VOLVERÁ POR PHILLIP? ¿O LO DEJARÁ?

NOS VEMOS EL VIERNES MIS AMORES

BESOS

LAU<3

LA BAILARINA DE JUGUETE (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora