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DÍA DE ACTUALIZACIÓÓÓÓÓN...

¡QUE DISFRUTEN!

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—No vamos a conseguirlo, Phill—gritó asfixiada, sin dejar de correr y mirando de vez en cuando a sus espaldas.

El gato parecía no rendirse. Corriendo igual o más rápido que ellos.

—Tenemos que conseguirlo, Lis. No vine hasta acá para morir en el estómago de un animal—

Les dolían las piernas de tanto correr. No estaban acostumbrados, y no hacían más que tropezar con piedritas en el camino... o con sus mismos pies.

— ¡Vamos! Por aquí—alguien gritó, llamándolos, y vieron que por otra ruta distinta estaba un ratón vestido elegantemente, haciéndoles señas de entrar en un hueco de un árbol.

Se miraron un segundo antes de desviarse por esa ruta. El gato aumentó de velocidad casi tocándolos. Phillip la envió por delante, para que ella entrara primero a la cueva. La puerta se cerró cuando entró el caballero. Y el gato se golpeó en el hocico, con un gruñido molesto.

Lissie se desplomó en el suelo, respirando agitada, mientras que una ratona se asomaba asustada, con cinco ratoncitos detrás.

—Oh, Moris. ¿Estás bien?—el señor Ratón asintió.

—Tranquila, querida, estoy bien. Solo era Baltazar que quería de nuevo salirse con la suya—los miró a ambos que estaban confundidos.

Phillip ayudaba a la princesa a ponerse de pie.

— ¿Ustedes están bien?—asintieron agradecidos—ese gato, no contento con la comida normal que le dan sus amos, busca bocadillos silvestres—

— ¿Cómo sabe que se llama así?—

—Es el gato de uno de los humanos que están tras esa cerca. Lo conozco porque he sido el ratón que ha intentado atrapar robando queso en su casa—se jactó sonriente—el pequeño Jim no lo vigila y cada instante escapa de la residencia para deambular por el bosque—los estudió con detenimiento—y ustedes tambien parecen hacerlo. No son de estos lados—

—Ella es Elizabeth, mi nombre es Phillip. Estamos en busca de un amigo que se perdió hace un tiempo por aquí—el asintió.

—Yo soy Moris, ella es mi esposa Evangeline y mis hijos Tammy, Timm, Tommy, Timmy y el mayor Moris Junior—

—Un gusto—asintió Lissie.

—Pero no se queden aquí—los invitó la señora Ratona—pasen, deben estar agotados—

Se adentraron más, pasando por otra puerta y cruzando extensos pasadizos bajo tierra. Todo, iluminado por antorchas y faroles. Al mirar hacia los lados se abrían puertas, dejando ver más familias de ratones, vestidos tambien como humanos y observándolos con curiosidad. El señor Ratón se volteó a verlos por un segundo.

—Van a quedarse con nosotros. La tarde ya está cayendo y parece que va a llover esta noche. Pronto podrán seguir su camino—la bailarina trastabilló casi cayendo.

Tenía los pies ampollados y doloridos. Phillip le prestó su brazo para que se apoyara y ella aceptó, cohibida, solo sujetándose lo necesario. Llegaron hasta la última de las casas y pasaron al interior, cuando Moris y su esposa los invitaron. Estaba perfectamente iluminada con candelabros, con sofás, mesas y varias habitaciones. El señor Ratón la escaneó de pies a cabeza, sentándose en uno de los sofás.

—Querida, prepárala para la cena. La señorita necesita un mejor vestido que esos harapos—ella se miró el vestido de Effie todo sucio y roto en algunas partes.

LA BAILARINA DE JUGUETE (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora