Wyatt Oleff.

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Especial navideño.

Baby, It's cold outside.

Después de dieciocho horas por fin puedo estirar las piernas, los aviones no me disgustan en lo absoluto pero admito que mi trasero se entumió un poco ahí arriba, esta bien por tres, cuatro o hasta cinco horas pero dieciocho es una tortura. Mi madre me da una cajita feliz haciendo que el aroma inunde mis fosas nasales, por fin comida decente, es decir, adoro los pretzels pero adoro más las hamburguesas, caminamos hasta el auto y una vez dentro comienzo a devorar la hamburguesa, en menos de cinco minutos ya no queda nada de ella y procedo a comer las papas, diablos, esto es la gloria, miro por las calles, hace mucho no estoy aquí, después de casi seis años estoy de vuelta en uno de los países más maravillosos que he visto y después de seis años veré a mi mejor amiga de nuevo. Nunca dejamos de estar en contacto, tratamos de hablar lo más que podemos pero mi trabajo es un poco agobiante, después de recorrer tres largas calles más por fin llegamos a la casa que compramos cinco años atrás en donde por cierto vive mi prima, mi madre abre la puerta y ambos entramos, la ayudo a llevar su equipaje a la habitación de abajo y luego subo a la mía, todo sigue igual que como lo dejé, incluso mis pequeños soldados de plástico están en posición de ataque, se siento en la orilla de mi cama y entro a twitter, escribo "Feliz de estar aquí" y lo posteo, miro hacia la ventana mientras las notificaciones golpean la pantalla de mi celular y observo la casa de a un lado, mi vecina desde hace un año y también mejor amiga aparece en su alcoba y de inmediato hago mi cuerpo hacia atrás evitando que me vea, se que espera que hoy esté aquí para pasar navidad juntos pero quiero darle la sorpresa, mi madre entra a mi habitación y le digo con señas que mire a la ventana, ella lo hace y saluda a la castaña.

—Hola, cariño.— sonríe mi madre acercándose más a la ventana.

—Hola, Jenni.— escucho su voz —¿vino Wyatt contigo?— dice con cierta emoción.

—Oh, no, linda, lo siento, tiene trabajo.— hace una mueca.

—Eh... Bueno.— mi corazón comienza a latir, solo unas horas más, preciosa, aguanta unas horas más.

—Nos vemos en tres horas, cielo, recuerdale a tu madre.— ambas ríen.

—Claro, por cierto, me encanta tu cabello.— mi madre toca sus puntas que dejaron de ser azules y pasaron a ser moradas.

—A mi me gusta el tuyo, se ve fantástico, la ultima vez que lo vi estaba más corto ¿cierto?.— tengo tantas ganas de verlo.

—¿Tía Jen?— grita Wen desde abajo.

—Debo irme, Wendy acaba de llegar, te veo en la noche.— agita su mano, camina hacia la puerta y sale de mi habitación. Bajo de mi cama y a rastras llego hasta la puerta, la abro, salgo y me pongo de pie, bajo las escaleras y voy hacia donde están mamá y Wendy; la cocina.

—¡Wen!— corro hacia mi prima y la abrazo muy fuerte.

—Hola, fellos, ¿que tal te ha ido?— nos separamos y alborota mi cabello.

—Todo el mundo me ama así que creo que genial. — me encojo de hombros y rueda los ojos.

—Tía, creo que haz consentido mucho a tu hijo.—

—¡Hey! No me eches la culpa a mi, son todas esas niñas que le están diciendo cosas lindas por internet a Jess y a sus amigos.— agarra un vaso con agua de la encimera y toma un sorbo.

—Si les gusta éste raro o sus amigos entonces si que tienen serios problemas.— le lanzo una pequeña goma que es lo primero que encuentro.

—Nadie puede resistirse a todo esto, las chicas me aman.—

One shots. | allDonde viven las historias. Descúbrelo ahora