Capítulo15

1.5K 172 7
                                    

  Estar en aquel sombrío lugar, con cosas extrañas colgando, y moviéndose al son de las gélidas brisas de aire invernal, provocaba que toda mi atención se dirigiera en la, aún más sombría, voz del vidente. En ocasiones escuchaba algunos gritos ahogados por parte de Eniarth, o risas ocultas por parte de el.

  -Eniarth, experimentada guerrera, haz sido bendecida por los dioses, te acompañarán en tu labor, pero luego le pagarás... serás recompensada por un largo periodo de fertilidad y cariño- Su voz comenzaba a volverse rasposa, incluso me pareció escuchar una risa algo despectiva.- Cuídate mucho de tus alianzas, Eniarth, o te acabarán.

  Con este último "dictamen" , un escalofrío recorrió tomo mi cuerpo, hasta la última vértebra. Giré ligeramente para ver a Eniarth, pero ella sólo miraba a un punto fijo. Creo que a las cenizas en medio de nosotros.

  -Gracias... me ha servido.- No terminó su frase, y el vidente ya estaba extendiendo su brazo hacia ella, sus extremidades estaban cubiertas de cenizas, de alguna forma extraña, éstas cenizas se veían pegadas a su piel, como si tuvieran mojadas con algo. ¿Tal vez sangre?. "Que asco, no quiero ni pensarlo".

  Eniarth acercó la mano del vidente y la dirigió a su cabeza, quedando ésta apoyada en la sucia mano del vidente. No daba crédito a lo que veía, no era tan malo, pero no era algo que yo quisiese hacer. A no ser que el vidente lo pidiese, de todas formas no me emocionaba la idea.

  -Te toca, Sigrid- Eniarth se levanta de su lugar, y mientras sacude su vestido, para quitar todo el polvo, dirige una mirada que transmitía muchas emociones, y un solo mensaje: Es tu turno, y no me interesa quedarme. Claro que su expresión era más cálida que su mensaje de: "me largo".

  -Vamos, joven guerrera, acércate.- La voz de el vidente sonaba como si le divirtiera dar presagios a las personas, estaba segura que iba a decirme algo interesante y por eso sentía curiosidad, pero al mismo tiempo tenía miedo. Miedo de que diga algo que no quisiera escuchar, o miedo a no recibir ningún tipo de ayuda.

  -Mi nombre es Sigrid..- "Lena, ¿Por qué te presentas?" Hablé sin pensar, los nervios no me dejaban actuar con claridad.

  -Lo sé, pero déjame dudar de su veracidad..- Escuché a lo lejos, la puerta cerrarse, quedándome oficialmente sola con aquella persona.- Eres una viajera, y noto que algo raro te rodea. Tu pasado y futuro me confunden, no puedo predecir mucho.

  -¿Algo está mal conmigo?-

  -No lo sé. Los dioses no me dicen mucho al respecto, pero sé que pasas por una de tus primeras etapas. Logro ver victorias en tu futuro, te veo..- Realizó lo que me pareció la pausa más larga que nunca presencié.- Te veo de diferentes formas, como campesina, guerrera, noble, ¿Cuál de ellas será tu verdadero destino?-

  No estaba segura de si debía responder algo en especial en aquel momento, mi mente estaba en blanco. ¿A qué se refería con etapas? ¿Destino? ¿Acaso eso existe?

  -Sigrid, sólo estoy seguro de una cosa. Las alianzas no serán buenas para ti, y para Eniarth, correrá sangre, y recuerda: aléjate del joven con la marca de Balder en el rostro.-

  -Espera, ¿Alejarme de quién?- Sentía que perdía el hilo de ésta conversación, porque prácticamente nada de lo que decía tenía el más mínimo sentido. Como respuesta del vidente, escuché su risa, al parecer divertido por mi incertidumbre.

  -No es algo de lo que debas preocuparte ahora.- El vidente realizó unas señas con sus manos, indicando que ya debía irme. No necesité que lo hiciera dos veces, agarré mi vestido para no mancharlo, y con un casi insonoro saludo, me despedí.

  Eniarth me esperaba al otro lado, la escuché conversar con una persona, y no me percaté de quién era, hasta que volteé a verla. Estaba en una animosa conversación con la reina, Aslaug. Ambas voltearon a verme al notar mi presencia, yo realicé una pequeña reverencia. No estaba segura de cómo debía actuar en frente a ella. Sabía que era la mayor figura de autoridad, eso me intimidaba, temía que me juzgara, aunque sabía que no había mucho en mi que destacara para que lo hiciera.

  -Es un gusto conocerte al fin, Sigrid. Asumo que serás mi futura proveedora cuando Eniarth decida partir.- ¿Soy yo, o eso sonó muy mal? Al parecer a Eniarth no le molestó, de hecho lo tomó con humor. - Ya tenía ganas de conocerte, parece ser que eres popular aquí.

  -El gusto igual es mío- "¿Popular?"No estaba segura de haber oído correctamente, tal vez Aslaug se había confundido de persona. Y pensar que me esforzaba por mantener cierto perfil bajo entre los habitantes de Kattegat. 

 -¿Popular?- Al parecer, Eniarth leyó mi mente, y se animó a preguntar el porqué de ese comentario. En cierta forma, temía por la razón de mi popularidad. ¿El día en el lago ya era un chisme escuchado por muchos?

  -Al menos así parece, hablar de la nueva protegida de Eniarth es algo popular en mi mesa estos últimos almuerzos.- Dicho eso, la reina dirigió una mirada cómplice, la cual no supe como corresponder. 

  Vi como su mirada me recorría de arriba a abajo, tal ves analizando. De todas formas, su comentario había provocado que me ruborice, ¿Acaso alguno de sus hijos había hablado de mi? O peor aún, ¿Era posible que Ubbe hubiese hablado sobre nuestro encuentro indeseado en la orilla del lago? Espero que no. Esa última idea provocó que mi sonrojo se intensificara, afortunadamente ni Eniarth y tampoco la reina me veían en ese momento. 

   



Cambios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora