Capítulo 21

1.3K 161 6
                                    

  Había pasado exactamente una semana desde que Sigurd y yo nos juntamos a caminar. Y ahora que mi vida social (una vida escasa, por cierto) incrementaba un poco, era capaz de notar aquellos momentos de soledad cuando Eniarth estaba con sus amigos.

  Por aquel motivo, se me ocurrió que yo podía ir a buscar a Sigurd para entrenar, ya que él siempre tenía la iniciativa, ¿Por qué yo no?

  Aunque la idea me ponía nerviosa, siempre fui el tipo de chica penosa, dudaba de cada una de mis acciones, pero al menos tenía fundamento. Cada vez que tomaba la iniciativa en algo, terminaba haciendo el ridículo. ¿Será por eso, que en preparatoria me dieron la terma de la más divertida de la clase?

  "Lena, no vuelvas a inhibirte". 

  Definitivamente hoy iría a buscarlo, puesto que tenía el día prácticamente libre, al estar en pleno invierno, las actividades y quehaceres se reducían. Aparte, Eniarth no entrenaría conmigo, por estar ocupada con unos temas de negocio. 

  Todavía era temprano como para ir en busca de Sigurd, era ligeramente pasada la hora del almuerzo. Por lo que podía aprovechar el tiempo libre para pasear en el centro. Ya que tenía dos monedas de oro, podía gastarlas en lo que quisiera.

  Había ganado algo de dinero realizando pequeños trabajos de arreo, y arado en la casa de cercanos a Eniarth. Incluso en la casa de Asther. 

   Tomé mis monedas, y las guardé en un bolsillo interno de mi abrigo. En ese momento traía puesto mis pantalones nuevos para entrenar, y mi antigua musculosa. Claro que ésta última estaba cubierta por mi abrigo, el cual también cubría mi vaina, con mi espada.

   Tenía en mente comprarme algo más de ropa, a no ser que encontrara algo que sea de mi agrado, como un arco y flechas. Pues, otra meta que me había propuesto era aprender a cazar, una actividad primordial en esos tiempos, a pesar de el comercio que había en Kattegat, era bastante inestable cuando el clima no favorecía. Y era en esos momentos, en que la habilidad de caza valía mucho.

  Salí de la casa, y cerré con llave la cerradura, Eniarth me había hecho una copia de las sus llaves por si decidía salir en la tarde, como ahora. Luego de realizar esa acción, me dirigí directamente hacia el mercado, el cual estaba a unos cinco minutos o más, de allí.

  El haber reducido la cantidad de actividades diarias, me dejaba demasiado tiempo libre, más del que me gustaría. Me hacía sentir inútil, y cuando no pensaba en la inutilidad de mi presencia, pensaba en cuanto extrañaba mi casa. Lo que me ponía en un estado de ánimo peor. Eniarth notó aquel cambio, y de vez en cuando me mandaba a realizar su trabajo, e cual consistía en cobrar arreglos sobre mercancías.

  Aquello fue ventajoso para lograr aprender a ubicarme en Kattegat, aunque ciertamente me faltaba conocer más allá del Gran Salón.

  Noté que estaba muy cerca de llegar al centro del mercado, cuando comencé a escuchar muchas voces, y sonidos de instrumentos musicales. Noté que se habían puesto de moda, los traían de lo que debía ser la zona de Turquía en aquel momento. Me recordó que yo solía tocar el violonchelo  y la guitarra. Pero no se encontraban ninguno, de ambos instrumentos, aunque si había similares, pero al ser bastante raros decidí no comprarlos.

  Caminé, y pretendía recorrer cada puesto de venta que había, hasta el momento ya había comprado cosas que me eran de mucha importancia, como por ejemplo, lo que parecía ser un cepillo de dientes, jabones perfumados, y un pequeño, pero cómodo, bolso para guardar todas las compras. 

  Al tener monedas de oro, me sobraba bastante dinero como para seguir comprando. Aunque, aún así, decidí guardar una de las monedas para ahorrar. Nunca se sabe cuando la necesitaré.

  Me detuve en un pequeño puesto de joyas, y noté que en una mesa del mostrador, había un dije muy familiar, no tardé mucho en reconocer mi collar, o al menos, el que alguna vez fue mi collar, y ahora estaba a la venta en un mercado. No sentía deseos de recuperarlo, pues, me agradaba la idea de dejar que siga su camino, y ta vez encontrarlo si vuelvo a mi tiempo. Aunque, si volvía, no sería técnicamente mi mundo.

  Suspiré con frustración, ni siquiera podía hablar de lo pasado con certeza, porque no entendía lo que había pasado, y eso me desesperanzaba todavía más, me dejaba con menos un indicio de cómo volver a casa.

  Debido a la creciente frustración, y desesperación, pateé una pequeña piedra, evitando hacer cosas peores. Aunque esa pequeña reacción de ira, me hizo sentir algo avergonzada cuando escuché un "Auch", por lo que preferí pretender que no había hecho nada, y me dirigí a un pequeño puesto de manzanas. Lo sé, muy infantil.

  Guardé unas cuantas manzanas en mi nueva bolsa, a excepción de una, claro, la cual había decidido comer en ese instante. Estaba riquísima, lo que me hizo pensar, que tal vez Eniarth me lo felicite.

  -No sé por qué te habrás enojado, pero me pegaste con esa piedra.- Escuché una voz masculina a mis espaldas, y no pude evitar ruborizarme tras su reprenda, sentí que la temperatura había aumentado. 

  -Lo siento..-Volteé disculpándome, y me sorprendió encontrar aquella familiar cara. Era Hvitserk, tenía en su rostro una expresión bastante confusa, trataba de fingir molestia, pero nacía una emoción socarrona en su cara.

  -Está bien, no es nada, tienes suerte de haber dado conmigo, y no con Harold, el de la tienda que vende alcohol.- Señala con su pulgar sin ver, por mi parte, dejo de comer y dirijo mi mirada hacia donde señala, encontrándome con un robusto y barbudo hombre,con cara de pocos amigos. 

  -Si.. creo que tuve suerte- Dirigí mi mirada de nuevo a él, era bastante más alto que yo, como todos en aquel lugar, tal vez se debía a que no tenía herencia de por ahí.

  -Soy Hvitserk-

  -Yo soy Sigrid.-Noté como al nombrar mi nombre postizo, sus ojos realizaron un extraño destello. Probablemente ya había escuchado de mi.

Cambios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora