Capítulo 25

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Al encontrarme frente a aquel gran edificio, me percaté de dos cosas totalmente diferentes, en primer lugar, no había ningún otro lugar que pudiese albergar tanta gente, como aquel gran salón, tal vez algún establo, pero eso no contaba.

En segundo lugar, estaba nerviosa, hasta hace unos minutos, no había caído en la cuenta de que, estaba a punto de almorzar con la Reina de Kattegat, como invitada de dos de sus hijos. Realmente tenía suerte, o al menos, era la única explicación que le encontraba para todo lo que estaba pasando, aunque claro, carecía de cierta lógica.

Una oleada de nervios recorrió cada centímetro de mi cuerpo, no podía creer la situación en la que me había metido. Pero también tenía ligeros dejos de confianza, si bien iba a estar en frente de una imponente mujer, dos Jarls, e incluso Ivar, sentía que podía llevar aquella situación, después de todo, tengo bastantes conocimientos de la época, no estaré tan perdida. Eso espero.

Inspiré profundamente para aclarar mis pensamientos, y aligerar mis nervios. Siempre fui buena disfrazando mis nervios, mis dotes de actriz no debían fallarme ahora.

-Bueno, ya llegamos.-Dijo Sigurd, acompañado con un suspiro que notaba cansancio, lo cual, estaba justificado. Habíamos pasado buen rato entrenando, y admito que me hubiese encantado tomar un baño.

Sigurd se acercó más a mi, en cuanto Hvitserk se dirigió a abrirnos la puerta principal.

-Dime, Sigrid. Ya haz conocido a mi madre, ¿no es verdad?-

-Si, he tenido el placer de hablar con ella.-

-Bueno... hoy no será muy diferente, aunque estará muy concentrada en los asuntos de negocios.-

-No te preocupes.- Le dediqué una sonrisa reconfortante, pues, realmente no me importaba mucho, sólo me preocupaba no dar una mala impresión. En general. Evitar decir o hacer torpezas.

Ingresamos a aquel gran salón, el cual estaba vacío. No obstante, se escuchaban voces que provenían de un corto pasillo. No tardé en darme cuenta, que se trataba del comedor, el de invitados.

Seguí a Sigurd y Hvtserk, atravesando el largo de aquella gran habitación, la cual se encontraba vacía, de no ser por nosotnosotme costaba creer que en determinados momentos, llegaba a albergar grandes cantidades de personas, en general, personas importantes.

Nos esperaban en la mesa, Ivar y Ubbe, el primero parecía estar concentrado tratando de escuchar una conversación ajena, y el segundo, bueno, parecía bastante relajado, no lo ví hacer más que seguirnos a nosotros tres con la mirada, claramente esperaba algún tipo de explicación, y por último, en un rincón más alejado, se encontraban Aslaug, junto con los que suponía que eran los dos Jarls.
La reina no tardó mucho en notar nuestra presencia. Pude ver que se acercaba a nosotros, con claras intenciones de saludar, en ese momento, no sabía que hacer. No estaba segura de si debía caminar al encuentro, por lo que decidí imitar lo que mis acompañantes hicieron. Quedarse en el lugar.
Noté que, en la mirada de Aslaug, había interrogantes sobre mi presencia, pero también una sonrisa divertida. Sentía que sus ojos penetrantes, recorriendo mi rostro, y posteriormente el de sus hijos.
Primero los saludó a ellos, con un abrazo corto, y luego se giró para verme de frente.
-Es un placer tenerte aquí, Sigrid. Espero que transcurras tu estadía de manera placentera.- Dicho aquello, volteó para encontrarse con la mirada de los dos Jarls, quienes esperaban detrás de la reina, para presentarse. - Guttorm y Atli, estos dos jóvenes, son mis hijos, Ubbe- Coloca su mano derecha, en el hombro del nombrado.- Y Sigurd.-Repite aquella acción con el último.
-Es un placer para ambos, conocer a los hijos de Ragnar Lodbrok.- Habló quién parecía ser Guttorm. Luego, ambos Jarls se dirigieron hacia mi.
-Ella es una invitada de mis hijos. Sigrid, hija de Hakoon, viene de las montañas.- Aslaug aclaró, sin darme tiempo a agregar nada, aunque lo prefería así.
Ambos Jarls, se inclinaron a modo de reverencia, a lo cual correspondía con ligeras inclinaciones de cabeza.
-Creo que hablo por mi, y por mi hermano, ambos estamos felices de al fín conocer a la misteriosa heredera de Hakoon, el gigante del este.- Guttorm me sonreía de forma algo coqueta, lo que me causó cierta repulsión, puesto que no era un hombre muy atractivo, y hasta creo que triplicaba mi edad. En cambio, Atli me miraba con una simple sonrisa, me resultó raro que fuesen hermanos, debido a que éste último era mucho más joven, ta vez debía tener treinta.
Ambos hermanos, junto con Aslaug, comenzaron a hablar de proezas que Hakoon, mi supuesto padre, había hecho. Decidí no formar parte de aquella conversación, por lo que Atli pensó que hablar de él me había entristecido, todos se disculparon, pero yo mínimicé el tema, y dejé que continuaran hablando.
Por mi parte, me acerqué a quienes me habían invitado. Sigurd se encontraba a una silla del extremo, Hivtserk ocupaba el asiento de su derecha; por lo que tuve que sentarme en el espacio vacío, cerca del extremo.
Noté que Ubbe seguía mis movimientos con una sonrisa divertida, pintada en el rostro.
No era el único, Sigurd y Ivar también lo hacían, en cambio Hvitserk, él sólo tenía ojos para la comida.

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