Capítulo 33

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  -Si sigues tensando el arco de esa manera, terminarás por romperlo, y no cazarás ninguna presa.- Me corrigió Hvitserk por enésima vez. Realmente no era tan mala, pues había practicado varias veces con Eniarth, pero tampoco era muy buena. Sabía que necesitaba practicar, pero algo me bloqueaba, y eso comenzaba a frustrarme.

  -Pero dijiste que si no lo hacía así, la flecha no alcanzaría la velocidad justa.- Respondí, un poco frustrada. Pues ya nos habíamos pasado un buen y largo momento de frustración, donde ninguna de mis flechas alcanzaba la diana. Ésta se encontraba a unos quince metros de nosotros, o tal vez más. Consistía en un rectángulo de madera, marcado con carbón en diferentes zonas de éste, ubicado a unos dos metros del suelo, clavado en un árbol.

  Ciertamente nos encontrábamos bastante lejos de la cabaña, pero no lo suficiente para no divisarla. Me parecía una ubicación cómoda, para evitar incidentes, tales como flechazos hacia las paredes, o el molesto ruido de prácticas en combate y batalla.

  -Velocidad justa implica la tensión justa, lo único que lograrás así, será romper mi arco, pequeña inútil.- Bufó en respuesta, y luego prosiguió en comer su manzana, ruido que no era precisamente algo que me agradara cuando necesitaba concentración.

   Mi "tutor" de arquería se encontraba a un metro de mi, justo detrás de mi hombro derecho, cumpliendo la función de ayudarme a posicionarme con aquella arma de caza, pero de igual forma, sabotear mis tiros con su irritable actitud.

  -Tal vez lo haría mejor si no me distraes tanto, bocón.-

  -¿Disculpa? No es culpa mía, que la mayoría de tus acciones se presten para una corrección enana.- Volteé para verlo, al parecer se divertía engañándome, y para su mala suerte, no podía decir lo mismo.

  -No me llames enana, idiota.- Puse mis ojos en blanco, y luego dirigí mi mirada en el blanco. Tomé una bocanada de aire para despejarme, y apunté hacia el destino ideal de mi flecha, el tercer círculo marcado con carbón. El más lejano.

  Solté de manera rápida la cuerda tensada, que prontamente empujaría la flecha a su destino, dando como resultado un tiro perfecto. No pude evitar sonreír con orgullo, y volteé instintivamente, para ver la expresión de Hvitserk, quien me sonría burlón. Fruncí el ceño, esperando una explicación.

  -¿Sabes algo, Sigrid? Te enfocas mejor cuando te enojas.- Se encogió de hombros y lanzó el corazón de la manzana hacia la diana, pero su trayecto fue interrumpido por un hacha. Aquello hizo que me fijara en el origen de aquel lanzamiento, aunque era obvio quién la había lanzado. Ivar.

  -Deberías aprender a canalizar tus emociones, y tal vez llegues a ser mediocre.- "¿Acaso me dejaron con los peores Ragnarson?".

  -Vaya, gracias por el consejo.- Mi sarcasmo se hizo notar, produciendo una mueca de diversión en el mayor de los hermanos. 

  -Cuando quieras, es un placer ayudar.- Volvió a lanzar otra hacha, y no pude evitar ver con detenimiento cada una de sus acciones. Todas denotaban precisión, algo que anhelaba entrenar.

  -Vaya, te impresionas fácil. Si piensas que Ivar es bueno, no me viste practicar.- 

  -Espero que seas tan bueno como lo eres auto elogiandote.- Hvitserk me dirigió una fugaz mirada desafiante, mientras se dirigía hacia el barril del cual Ivar sacaba las hachas.

  En resumen, mientras esperábamos que Sigurd y Ubbe vuelvan, nos la pasamos compitiendo, aunque yo sabía que no podía ser tan precisa como ellos, participaba de vez en cuando, para matar el tiempo. No podía evitar pensar, que todas aquellas destrezas y habilidades que mostraban, servirían para un futuro ataque al enemigo. A esa altura, me costaba recordar cual sería la siguiente batalla, ya que había pasado meses sin ver la serie, o saber algo al respecto.

  Nuevamente la nostalgia invadió todo mi cuerpo, sentía cómo las lagrimas amenazaban con salir. Realmente había pasado mucho tiempo allí, y no tenía ni el menor indicio o idea de cómo volver. Necesitaba abrazar a mi madre, y hacer cosas normales de estudiante. Extrañaba sentarme horas enteras con la presión de un parcial. No lo podía creer, a veces pensaba que estaba en una pesadilla, en un maldito coma.

  Tomé una bocanada de aire, como si aquella acción me devolviera al estado previo de la nostalgia, tomé el arcó, y decidí asestar a cada círculo de carbón. Las acciones que conllevaba lanzar una flecha, las hacía automáticamente, el enojo y angustia manejaban mis manos, mi respiración y mi mente. En ese momento sólo quería ser la mejor con el arco. Y así lo hice, repetí aquella acción, hasta que noté que no me quedaban más flechas. También me percaté de la penetrante mirada de Ivar, quien mostraba cierta curiosidad. Decidí hacer caso omiso. 

  Antes de que ninguno de ambos hermanos hiciera preguntas, me dirigí a la cabaña, pero mi caminata se vió interrumpida por la repentina venida de Siggur y Ubbe. 

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⏰ Última actualización: Sep 14, 2018 ⏰

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