No lies, Just love 2T|| «Hopev»

Epílogo~

Frente al gran espejo que decoraba la habitación me encontraba de pie mirando atentamente mi apariencia, mi cabello hacía tras muy bien fijado dejando expuesta mi frente que me daba una apariencia ordenada, incluso más adulto, había perdido la cuenta de cuantas veces me había retocado el traje para que este quedara impecable, él atuendo negro completado con una camisa cuanta y un  pequeño adorno blanco en el pecho me hacía sentir nervioso.

Habían pasado casi dos meses desde la propuesta de matrimonio de Hoseok, ese día recuerdo bien no haber podido dormir debido a los nervios y el shock. Estuve una semana tratando se digerir lo que estaba pasando, era irreal, era maravilloso.

Tenía miedo de que fuera un espejismo en medio del desierto.

Pero no lo era, considerando que el día de hoy estaba aquí a unos minutos de irme al encuentro del que será. Mi futuro esposo.

Los nervios me estaban matando... Horriblemente asesinado por ellos, hoy sería nuestra boda, nuestra boda en Seoul. Lo planeamos así para que sea mucho más fácil para las personas que estarán presentes, además Hoseok quería con toda su vida llevar a cabo una ceremonia en Seoul. Y pese a que él matrimonio legal esta prohibido para nosotros, aquí no está prohibido la celebración de la boda símbolica que se realiza antes de contraer la union legal.

Y eso me emocionaba.

Cuando Hoseok me había propuesto matrimonio e incluso yo había aceptado sin saber nada de los términos, pensé que simplemente tendríamos una ceremonia civil, donde no hay mayor celebración, ya saben, no hay paseo al altar, no hay baile con el novio, no hay arroz volando por los aires... Nada de eso.

Y me estaba haciendo la idea de eso... Pero Hoseok lo tenía todo, pero todo muy bien planeado y llevaríamos a cabo la ceremonia símbolica aquí y en Nueva Zelanda contraeriamos la unión civil legal donde por fin vamos a poder estar casados.

Mi pequeño y frágil corazón empezó a llorar orgulloso.

Miré en el reloj en mi muñeca, faltaban casi diez minutos para que pasarán por mi y pueda ir al lugar a encontrarme con Hoseok... Mis piernas parecían de gelatina e incluso mi estómago se estaba revolviendo como una licuadora.

¿Así se siente los minutos previos al casamiento?

Mi teléfono no había parado de sonar con mensajes de Jimin preguntando como estaba, él quería estar conmigo acompañándone, pero yo decidí estar solo, no hubiera podido, simplemente quería disfrutar estos minutos en soledad, después de todo sería mis últimos minutos como un hombre sin compromiso.

Di vuelta por nuestra habitación, en lo que serían dos semanas nada de esto estaría aquí, mucho menos nosotros, porque nos iríamos lejos. Una sonrisa se formó en su rostro.

Definitivamente todo era difícil de creer.

Si hace diez años alguien me estaría diciendo que me casaría con Hoseok y dos semana después empezariamos una vida en Nueva Zelanda, definitivamente no le hubiera creído.

Mis pasos eran temblorosos y mis manos necesitaban tocar cosas, buscar cosas o incluso moverse sin control con tal de botar este nerviosismo. Así que sin motivo aparente empecé a rebuscar y tocar todo lo que encontraba... Desordené las sábanas, tocaba los cuadros en las paredes, los acomodaba, abría los cajones y hacía de todo.

Pero algo llamó la atención cuando abrí el cajón del mueble al lado de la cama de Hoseok, generalmente yo nunca lo abro, ya que es de él y no quiero parecer chismoso, pero esta vez preso de los nervios lo abrí sin querer. Dentro había un pequeño cuadernillo... Casi como una agenda que se me hacía bastante conocida, tenía un aspecto algo descuidado, dude un poco en tomarla, pero al final lo hice.