Fanfic ganadora en el concurso #yoursawards2022
❝Kim Seok Jin es un omega que acaba de ser trasladado luego de haber pasado la mayor parte de su vida en el extranjero; y Min Yoon Gi es -para muy mala suerte suya- el nuevo compañero de cuarto con el...
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El colchón se dejó hacer por el molde que eran nuestras complexiones y prontamente me vi acriminado por sus delgados brazos—. ¿Encontraste a tu alfa? —cuestionó repentinamente, al borde del colapso en un tinte de sensualidad acaparadora. Él sabía la respuesta. Y tragué mi saliva para hacerle ver la obviedad del pensamiento que rondaba frente a nosotros.
—Algo así, ¿importa? —interrogué circunspecto. Compórtate, Jin. Responde cualquier duda y luego hazte polvo. Él tiró de sus labios, apresado por un ápice fanfarrón y vanidoso. Se sentía superior. ¿De qué, a razón de qué o en qué modo?
—Hace tiempo que no hablamos adecuadamente —corroboró, tosiendo elegantemente y enarcando una ceja altivo.
—¿Te parece? —incluí.
—No me gusta que actúes con tanto desinterés, omega —gruñó molesto, ganándose mi soberano silencio y un momentáneo estremecimiento por parte de mi lobezno.
—¿Qué quieres que diga? —interrogué.
—Quiero que hables acerca del alfa que tan idiota te trae.
—Adivina —ordené, apartándolo de un manotazo y levantándome para tomar mi mochila. Rebusqué alguna prenda que estuviera disuelta por ahí y entonces un abrazo fue lo que bastó para derrumbarme en tensiones mal enraizadas. Honestamente, me quería hacer el interesante. No me iba a ir con rodeos. A no ser...
—¿Por qué estás siendo de esta manera? —susurró contra mi oído, mordisqueando mi cartílago y siendo premiado por el manojo de estropajos en el que me convertí. Sonrojado, lo alejé tímidamente.
—¿Por qué? —interrogué incrédulo..., o al menos intentando serlo. La bolsa de gas que tenía atorada en la garganta era mi principal preocupación. Ya me veía eructando a causa de los nervios— Porque mi dignidad está en juego de muchas formas. Porque estoy cansado de sentirme expuesto a un imbécil cruel que no hace sino confundirme y falsear todo —repliqué, volteándome y cruzando mis brazos tras mi espalda. Esa era mi cuidadosa forma de rascarme la columna. Este tipo estaba jugando con mi cuerpo y con todo el poder que tenía sobre él. Mis músculos reaccionaban como si él y yo estuviésemos hechos para permanecer toda una vida juntos.
