Fanfic ganadora en el concurso #yoursawards2022
❝Kim Seok Jin es un omega que acaba de ser trasladado luego de haber pasado la mayor parte de su vida en el extranjero; y Min Yoon Gi es -para muy mala suerte suya- el nuevo compañero de cuarto con el...
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—Entonces, ¿realmente no hay noticias de él?
El director negó, entristecido.
No había visto a Yoongi tan en desasosiego desde que era un niño. Ahora, ya casi todo un hombre, era extraño verlo en una faceta donde se dejara dominar por los nervios. Era de esperar, de cualquier forma. Más en la circunstancia en la que todos se encontraban. Callados, ignorantes y sobre todo arrepentidos. Incluido Woozi, que lloraba preguntándose cómo pudo dejar ir a su oppa. En las noticias ya había aparecido el reportaje de un accidente automovilístico. Se trataba de la patente del auto en el que Jin iba. Pero, ¿y Jin? Jin no estaba. Su cuerpo no estaba.
La madre del menor había dado aviso a toda Corea, encargándose de que los medios comunicacionales se vieran inmiscuidos en la tragedia que había sucedido.
—Mierda, mierda, ¡mierda! —gritó al borde del llanto, tirando fuertemente de su pelo y huyendo a las miradas ahogadas en lástima frente a él. ¿Así se había sentido Jin cuando se enteró de su traición? ¿Tan doloroso era sentir a tu compañero lejos de ti? Era horroroso. No soportaba el dolor en el pecho. No tener idea de dónde pudiera estar el amor de su vida. Ni siquiera su olfato lo sentía, ¡ni siquiera su organismo lo admitía cerca!
—H-hyung, tiene que calmarse, por favor —pidió el pequeño mocoso. Suga se acercó sólo para mirarlo ferozmente.
—Dime, ¿qué mierda harías si no tuvieras a J-hope cerca?, ¿qué pasaría si no supieras en qué maldito país se encuentra?
Jimin se tragó sus palabras.
Se sentiría morir.
Esa era una de las desventajas más grandes entre omegas y alfas. Si no tenías a tu pareja después de encontrarla, empezabas a caer lenta y dolorosamente. La peor tortura, sin lugar a dudas.
—¿¡Por qué no me dijiste, Jihoon?! ¡Pudimos haber evitado este maldito problema desde la primera instancia! —gritó ahora, dirigiéndose al menor. Este, temblequeando y ya harto de su mal carácter, tomó de la corbata a su primo. Esa mala manía, esa maña que tenía Yoongi para echarle la culpa a todos. ¿Y él? Nada, él siempre era inocente. Él siempre era el que hacía todo bien..., o al menos deseaba hacerse creer. Porque le lastimaba entender que había alejado a la única persona que lo quiso tal y como era. Él mismo lo alejó.
